Desafío para vos, futuro comunicador: tenés que ayudar a priorizar lo trascendente

(INTERNACIONAL) – El jueves pasado, una organización inglesa dio a conocer el informe Global food – Waste not, want not («Comida mundial – No tires, no quieras»), que destaca que entre el 30 y el 50 por ciento de los 4.000 millones de toneladas de alimentos que se producen anualmente en el planeta nunca llegan a consumirse. Una realidad estremecedora que los diarios y las revistas del mundo postergan, como noticia, frente a situaciones mucho más banales e intrascendentes. A los publicitarios de hoy o de mañana no puede exigírseles demasiado para cambiar lo que ocurre con los alimentos del mundo, pero ¿no podríamos intentar educar una generación de comunicadores que, de acá a un tiempo, consiguieran invertir la escala de valores de los medios masivos de comunicación y lograran imponer una mayor conciencia global sobre temas tan dramáticos y fundamentales para el futuro del planeta? Para hacer pensar sobre el tema, PRIMER BRIEF le pidió su opinión a María Elena Cruz, la fundadora del Movimiento Darte, estudiante de la Universidad de Morón y de Brother Buenos Aires y eterna preocupada por las cuestiones sociales ligadas a la publicidad.


Un detalle de la página 5 de la edición de La Nación (de la Argentina) del viernes 11 de enero: la tremenda noticia «La mitad de la comida mundial va a la basura», relegada a una pequeña columna, lejos de la tapa.

 
Hacé clic sobre la imagen de la izquierda y podrás acceder al informe completo en su inglés original.

El título es absolutamente impactante: «La mitad de la comida mundial termina en la basura». Tim Fox, director de Energía y Medio Ambiente en la Institución de Ingenieros Mecánicos (la organización inglesa que publicó el informe la semana pasada), explicó al respecto, sin disimular su asombro: «Son alimentos que podrían utilizarse para alimentar a la creciente población mundial, así como a los que hoy padecen hambre. También es un despilfarro innecesario de tierra, agua y recursos energéticos que se utilizan para la producción, el procesamiento y la distribución de estos alimentos».

Consultada al respecto, la estudiante colombiana María Elena Cruz (alumna de la Universidad de Morón y de Brother Buenos Aires y fundadora del Movimiento Darte) hizo una comparación perfectamente gráfica: «Es como si llegaras a tu casa, preguntaras cómo va todo y te dijeran: ‘Todo tranqui, fui al verdulero y tuve que ver cómo la vecina se peleó con el marido y le tiró todas las cosas a la calle, vino la policía, se metieron los vecinos, vinieron los de la tele, fue terrible, encima el verdulero se fue del chino porque dice que lo estaban robando, no pude comprar nada, llegué a casa y tu hermana reinsoportable porque se peleó con el novio. Y vos, ¿todo bien?’. ‘Sí, por suerte todo bien, ¿y mis viejos?’. ‘Mmm, tus viejos se fueron al hospital porque tu abuela se puso mal y parece que esta vez es grave’. ‘¡Pero eso era lo primero que me tendrías que haber dicho!'».

Con la misma lucidez, María Elena agrega: «Es exactamente la misma impotencia que me generó ver los titulares en los diferentes periódicos y no ver en ninguno de ellos la noticia de que la mitad de la comida producida en todo el mundo termina en la basura. ¿Será que a los periódicos les importa más contarnos las peleas de los vecinos en lugar de, además de cumplir con su rol básico de comunicar lo verdaderamente importante, ser un ente que a través de su poder invita a la sociedad a que empiece un camino hacia la concientización para que desde su lugar haga algo para intentar solucionar las diferentes problemáticas como esta, que además de ser triste es preocupante y merece ser titular en todos los periódicos del mundo y tema a tratar en todos los medios? Es que estamos hablando de que 2.000 millones de toneladas de alimento se tiran al basura, mientras en la esquina de los restaurantes la gente está buscando comida en la basura para comer. Es muy irónico que el 50 por ciento de la comida producida en todo el mundo termine en la basura, mientras cientos de personas —especialmente niños— mueren de hambre y quien tiene el poder de decírtelo te dice cosas que en lugar de mostrarte la realidad te alejan cada vez del otro, que podés ser vos».

No hace falta agregar mucho para que el concepto quede claro: ¿estás dispuesto a integrar una generación de publicitarios y comunicadores preocupados por lo verdaderamente importante y dispuestos a intentar hasta la imposible para que los medios modifiquen su chata y mercantil manera de interpretar y comunicar la realidad? Ejemplos como el de María Elena siempre son bienvenidos, claro. ¡Pero hacen falta muchos más!
 
 

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