(ARGENTINA) – Juan Benedit, director de arte, comenzó sus estudios publicitarios en la UCES para luego finalizarlos en la Escuela Superior de Creativos Publicitarios. Nicolás Queijo, redactor, estudió su carrera de publicidad en la ORT y luego en Brother. Tras nutrirse de toda la creatividad en sus segundas escuelas, juntos fundaron «Preloading»: hoy cuentan cómo fue el proceso y cómo es dirigir la propia agencia.

Juan Benedit y Nicolás Queijo, socios y fundadores de Preloading.

 
La idea surgió cuando uno de los miembros, Nico, propuso unir su trabajo con el de Juan. Tras haber pasado por agencias muy pequeñas, ambos decidieron emprender su camino en el mundo de la comunicación creando Preloading. Se conocieron a través de la novia de Juan, que era conocida de Nico. Él le comentó que buscaba un diseñador para un trabajo en particular y enseguida ella le pasó el contacto de su novio. Nico se juntó con Juan, se pusieron de acuerdo y ahí, sin darse cuenta, comenzaron a trabajar como dupla. A través de perseverancia, compromiso y pensamientos positivos, empezaron a pensar en llevar a cabo la «fusión oficial». Al compartir un mismo objetivo, los dos remaron para un mismo destino. Finalmente, trayendo la creatividad desde la zona Norte del Gran Buenos Aires, abrieron sus nuevas oficinas en el corazón de Palermo.

Antes que nada, son publicistas que empezaron haciendo webs, caminando hacia lo que sería una agencia digital, pero con el transcurso del tiempo y la demanda de los clientes fueron creciendo y empezaron a trabajar en otros campos de la publicidad y el diseño. Esto, además, permitió sumar colaboradores e hizo más grande el abanico de servicios que pueden ofrecer.

Hoy se definen como una agencia creativa multidisciplinaria. Nicolás y Juan encabezan Preloading, pero cuentan con dos colaboradores en diseño, gente en programación y un colega del mundo de los medios. Comenzaron con clientes chicos, de barrio, cuando estaban por la zona de Vicente López, pero poco a poco fueron creciendo y hoy cuentan con clientes de todo tipo de talla, con dos cuentas importantes. Una de ellas es Ormiflex, con la que se sienten muy a gusto, ya que les permite explayar su creatividad, tanto en piezas como en acciones, en las que se encuentran trabajando.

«Queremos seguir trabajando de esta manera, que el cliente al ver nuestros trabajos se sienta satisfecho —explicó Juan—. Comenzó todo como un proyecto, pasó a ser un emprendimiento y dio como resultado un logro, tanto personal como profesional». Su socio, Nico, agregó con una carcajada: «Nuestro próximo objetivo es ganar un premio». Juan lo miró sorprendido.