(ARGENTINA) – Roberto Lestón, director creativo en TBWA y director del Taller de Carpeta (*), comparte su cuarta columna en Robert’s Thursdays: hoy, contando cómo es la etapa trainee y respondiendo a todas las preguntas que vos, como estudiante, te hacés.
Una de las tantas preguntas a las cuales enfrentarse.
POR ROBERTO LESTÓN
Director creativo de TBWA Buenos Aires
Redacción especial para PB
Quizás esa sea la pregunta más difícil de responder a la hora de explicarles a los padres: que finalmente conseguimos entrar en una agencia, pero que no nos van a pagar. Casi tan difícil como la que viene a continuación: «Y después de esos tres meses te van a efectivizar, ¿no?».
Lo cierto es que la etapa de trainee tiene tan poco de lógica como sí lo tiene de excitante, emocionante y placentera. Si no, no se explica por qué un joven se pasa doce horas por día en una agencia, incluidos los fines de semana, sin cobrar un centavo.
Personalmente creo que es la etapa mas linda de la carrera de un creativo. Porque es el noviazgo con la profesión. Donde todo es nuevo, todo está por aprenderse y los errores son tan bienvenidos como los halagos. Es el momento en el que nadie espera nada de uno, pero uno se esmera en revertirlo en cada trabajo. El momento de descubrir que la publicidad es mucho más que un trabajo, es un estilo de vida.
Pero como tiene su parte linda, también tiene su parte difícil. Y me refiero a la parte económica. Sobre todo para los estudiantes extranjeros, para quienes, a los gastos que implica pagarse los estudios y el alquiler, se les suman los viáticos y, en muchos casos, la comida. Realmente para muchos chicos tener que solventarse un training no rentado es una traba a la hora de elegir trabajar en publicidad.
A muchos les resulta imposible costearse ese período y otros tienen gastos fijos que los obligan a cobrar un sueldo fijo. Sacando esos casos, yo trato de explicarles a mis alumnos del Taller de Carpeta que no vean un training como un trabajo no rentado, sino como un posgrado acelerado en el que podés aprender una profesión totalmente gratis. O, mejor aún, donde el profesor es tu jefe, los trabajos prácticos son briefs reales, las buenas calificaciones son avisos que llegan al cliente y el examen final se aprueba con un «Estás contratado».
Así que ya sabés, prepará una buena carpeta, salí en busca de un training y cuando tus papás te digan que no pueden entender por qué trabajás gratis, deciles que no estás trabajando sin cobrar, sino que estás terminando de estudiar sin pagar.
(*) Taller de Carpeta
Este es el Taller de Carpeta que dicta Roberto Lestón: si te interesa ser parte, escribile.
Categories: Carpeta
Yo particularmente estoy en contra de laburar free. La agencia no es una ONG y creo que si incorporan a una persona como trainee es porque tiene el suficiente talento como para diferenciarse del resto de sus compañeros y, por ende, recibir una justa compensación en base a experiencia y talento.
No me parece ni buena ni mala postura, solamente no adhiero a ese principio.
Tuve la suerte que aún estudiando mis profes me invitaron a laburar y, sin hacerme millonario, reconocieron ese esfuerzo con un sueldo y a los meses la «efectivización» se hizo realidad.
Ariel, cuánto pagarías por aprender lo que aprendiste? Por vivir un proceso que no tiene una jota que ver con lo que te enseñan en esas escuelas privadas donde se aplaude desde Cannes hasta el mamarracho que dice ¨llame ya!¨? Si directamente no pagarías -así sea en sangre, sudor, 20 noches de insomnio y 20 kilos menos- probablemente entraste en la agencia equivocada. O en la profesión equivocada. Hacer lo que amás, bien o mal, es un privilegio, no un castigo. Para llenar la heladera se puede trabajar de otra cosa, en la madrugada, en el finde, en la ducha, donde y como sea, como hacemos todos.
No hace falta demostrar que necesitás comer, todos tenemos que hacerlo. Lo que importa es demostrar que tenés hambre.