Oski: una crítica no muy crítica, por Mariano Augugliaro

(ARGENTINA) – Fuera de programa, nuestro columnista, publicitario en horario de oficina y artista cuando no tiene un brief delante, cuenta hoy en pocas líneas su sensación al enfrentarse a la bellísima muestra del maestro Oski en el Museo Nacional de Bellas Artes y deja un consejo simple y contundente: no podés perdértela.


Las dos versiones del flyer electrónico de la muestra de Oski que circulan por la web en estos días: cierra el 25 der noviembre.

 
POR MARIANO AUGUGLIARO
Profesor y coordinador de la orientación de Atención de Cuentas en la AAP / Director general en Macomunicación
Redacción especial para PB

 
El sábado fui caminando junto con mi mujer, en un día feo, al Museo Nacional de Bellas Artes, donde la Asociación Amigos del MNBA nos permitió disfrutar de una muestra espectacular: Oski, un monje enloquecido. Son 75 obras increíbles en blanco y negro y unas pocas con algo de color. Se disfrutan los trazos, los múltiples detalles, la picardía puesta en esas narices muy Oski. No hay sombras, ni volúmenes, son pequeñas obras maestras en papel y tinta. Creo que no sigue modas, él es su propia moda. Hay historias, hay magia y hay música en sus líneas.

Caminamos por el segundo piso del museo, disfrutamos como muchos que estuvieron ese día y, cuando salimos por Recoleta, la calle tenía algo de niño, algo de dibujos, pero de los buenos.


 
(*) ¿QUIÉN ES OSKI?


Uno de los pocos que existen de Oski en la web.

Wikipedia lo presenta con las palabras precisas de siempre: «Oscar Conti (Buenos Aires, Argentina; 1914 – ibídem; 30 de octubre de 1979) fue un dibujante y humorista argentino, más conocido por su seudónimo ‘Oski’. Es considerado uno de los ilustradores humorísticos más importantes de ese país en el siglo XX».

Pero más allá de que la posterior descripción de la gran enciclopedia online para bien completa, preferimos apelar a la que brinda el sitio especializado Museo del Dibujo:

«Un monje enloquecido que hace arabescos sobre los textos sagrados”. La definición pertenece a Umberto Eco y fue motivada por una exposición de miniaturas hecha por Oski en 1974. Pero, a decir verdad, para Oski lo único sagrado era su libertad extrema, que le permitía tomarse en broma todas las cosas que lo rodeaban, aunque sentía especial predilección por los textos antiguos, que interpretaba libremente a través de sus dibujos, que hicieron escuela.

Oscar Esteban Conti nació en la ciudad de Buenos Aires en 1914 y se diplomó en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Más tarde estudió escenografía en la Academia Superior de Buenos Aires. Después, cuando empezó a publicar dibujos, decidió adoptar el Oski —diminutivo de Oscar— «para ocultar la vergüenza de que trabajaba en revistas», como confesó en su último reportaje, concedido a Juan Sasturain.

Amaba el vino y coleccionaba cuadrantes de antiguos relojes. Era un hombre jovial, de humor implacable, admirado en forma unánime por sus colegas, que despreciaba la rutina y jamás le concedía una tregua a esa oscura tejedora de telarañas.

Sus primeros trabajos publicados como dibujante datan de 1943, acusaban la influencia de Steimberg y aparecieron en la revista Cascabel, en la que también publicaba su hermana Sara, quien firmaba con el seudónimo Van Pog. Los siguieron otros en revistas y diarios argentinos y del exterior, como Rico Tipo, Vea y Lea, Cabalgata, El Hogar, Revista de Aeronáutica, Dr. Merengue, La Hipotenusa, Satiricón, Mengano, Humor, Media Suela, Billiken, Clarín, Ja, Ja (México) y Últimas Noticias (Chile).

Fue director y dibujante de su propia revista Los Cuadernos de Oski, y creador de “Amarroto”, el personaje protagonista de su única tira cómica.

Entre 1943 y 1944 vivió en Perú, atrapado por el estudio de la arqueología y el folclore.

Su interés por los viajes fue una constante durante toda su vida. En 1948, 1951, 1958 y 1965 anduvo por Europa, eligiendo especialmente Italia y Francia como lugares de residencia, donde trabajó como ilustrador de libros y realizó diseños publicitarios. En 1947 creó el diseño escenográfico para La Putain Respectuese, de Jean Paul Sartre, obra montada en Santiago de Chile, y en 1953 el de Androcles and the Lion, de George Bernard Shaw, en Buenos Aires.

Ilustró Brutos consejos para gobernantes, de Carlos Warnes (César Bruto) —humorista querido y admirado por Julio Cortázar, que lo incluyó, por ejemplo, en su famosa Rayuela—. En sociedad con Warnes realizó, también, los Cuadernos de medicina, a pedido de una gran empresa farmacéutica. Estos cuadernos originaron posteriormente El Medicinal Brutoski, una obra monumental en la que ilustraba antiguas y desopilantes recetas para la curación de todos los males.

Esta inclinación de Oski por la medicina primitiva se manifestó también en Italia, donde realizó trabajos publicitarios como la Tavole della Scuola di Salerno, para la industria farmacéutica Serono, luego reunidos en un libro.

De su exclusiva autoría fueron Bruta antología de Oski (1952), Vera Historia de Indias (1958) y Primera Fundación de Buenos Aires, llevada al cine en 1959.

Pese a que en sus dibujos la temática política está prácticamente ausente, Oski colaboró, por convicción, con muchas publicaciones de izquierda, como L’Unitá, Paese Sera y Vie nuove. Tras el triunfo de la revolución cubana decidió vivir un tiempo en la isla para palpar de cerca aquel fenómeno, algo que repitió al asumir en Chile el gobierno de la Unidad Popular, radicándose allí para trabajar en televisión y en la revista Cabro Chico.

En 1972 regresó a Buenos Aires, donde publicó los libros Vera historia del deporte (1973) y Oski en su tinta (1974), pero volvió a partir rumbo a Barcelona en 1975, ante el clima político cada vez más represivo.

En la gran ciudad catalana ilustró, para la Editorial Lumen, El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde. No mucho después, en 1976, emigró nuevamente a Roma, hasta que en 1979, ya enfermo, decidió volver a Buenos Aires, para morir en una cama de hospital. Casi no dejó pertenencias, sólo dibujos y algunos cuadrantes de relojes antiguos.

Tras su desaparición, fueron editados El ABC de Oski (1983), Maestroski (1989), El descubrimiento de América (1992) y Comentarios a las tablas médicas de Salerno (1999).

Su definición sobre el humor lo pinta cabalmente: «En el fondo es una canallada, como reírse de las fotos viejas de la familia, pero es que el humor siempre se basa en el dolor, la tristeza, el ridículo; es una manera de sobrevivir a la angustia».


«Oski, un monje enloquecido», en el MNBA. Del 8 de octubre de 2013 al 25 de noviembre de 2013. Lugar: Museo Nacional de Bellas Artes. Dirección: Av. del Libertador 1473, Ciudad de Buenos Aires. Costo: Gratuito.

 
 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.