Sin voz, pero con voto, por Aurora Valinote

(ARGENTINA) – La mayoría de las personas en la Argentina tienen una cuenta de Facebook y/o Twitter. Gracias a esto, la forma que tienen las marcas de interactuar con el usuario ha cambiado y evolucionado pero, ¿cómo aprovechar esto para darse a conocer o vender un producto? En su segunda columna te lo responde Aurora Valinote, estudiante de la Miami Ad School Buenos Aires que todos los viernes intenta transmitir lo que ella y sus compañeros sienten, viven, piensan y aprenden a partir de los desafíos que les proponen los profesores.


«Ampelmann Bipolar», una de las cuentas que manejan junto con: Maximus Horse, Siri Uncensored y El puntito chiquito.

 
POR AURORA VALINOTE
Estudiante de la Miami Ad School Buenos Aires
Redacción especial para PB

 
El fenómeno de las redes sociales es uno de los mayores casos de crecimiento e impacto a nivel mundial. El surgimiento de Facebook y Twitter ha expandido las posibilidades de conexión entre personas que no siempre comparten un espacio físico en común. Aunque su nacimiento no es reciente, últimamente el poder de las redes está resurgiendo a través de un nuevo tipo de usabilidad: darles voz a personajes u objetos que no pueden comunicarse.

A principios de mayo de 2013, Facebook alcanzó los 1.100 millones de usuarios a nivel mundial, mientras que actualmente Twitter presume de 200 millones. La plataforma de estas redes sociales hizo de su uso una experiencia de usuario amena, divertida e interesante. Es por eso que no resulta extraño pensar que en los próximos años la cantidad de usuarios aumentará considerablemente.

Este fenómeno no pasó desapercibido para las marcas, que siempre están buscando una nueva forma de poder comunicarse con sus consumidores. En lo que respecta al ambiente digital, las galletitas Oreo marcan la agenda, comunicándose con sus consumidores a través de mensajes divertidos y oportunos en 140 caracteres. Sin embargo, esto es más difícil de lo que parece.

Fue por esta razón que cuando nos propusieron crear una cuenta de Twitter de un personaje u objeto real o ficticio que no hablara, surgieron ciertas dudas. ¿Qué mensaje queríamos transmitir? ¿Cómo lo transmitiríamos? Pero más importante: ¿sería lo suficientemente atractivo para captar seguidores?

Lo más interesante de este trabajo fue que cada alumno eligió cosas totalmente distintas: el monstruo del lago Ness que quiere ser encontrado, el caballo blanco de Disney que quiere que le den mejor roles en la película, el ampelmann bipolar que siente cosas distintas cada vez que alguien cruza la calle, el insoportable puntito del wifi que no deja conectarse cuando alguien lo necesita y una versión sin censura de lo que Siri respondería a cada pregunta tonta.

Los resultados fueron varios: Siri incita a varias personas al silencio, el wifi se burla de todos los que no se pueden conectarse y el ampelmann tiene sentimientos encontrados.

A la hora de la devolución, los profesores coincidieron en algo: no tuvieron una difusión lo suficientemente grande algo que, si se toma en cuenta que tuvimos sólo una semana, es perfectamente entendible. Fue entonces que nos dieron consejos acerca de cómo hacer más atractivos nuestros nombres de usuario y cómo entablar una conversación con grandes personajes en Twitter, que nos permitan conseguir seguidores.

Si hay algo que aprendí de esta experiencia es que las posibilidades en las redes son infinitas y que para saber explotarlas hace falta ingenio y dedicación. No todo fue tan fácil como parecía al principio, pero nos permitió lanzarnos en una plataforma que es tan conocida como misteriosa.
 
 

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