«Queridos estudiantes»: escribe Gus Machado, oro en Diente Estudiantes 2012

(BRASIL) – Gus Machado llegó a Buenos Aires, desde su Brasil natal, tras formarse en la Universidade Tiradentes y tener pasos por pequeñas agencias de la ciudad costera de Aracaju, algunos cientos de kilómetros al norte de Salvador, atraído por la fama de la creatividad argentina. Y así como la decisión se notó inmediatamente en su carrera, su presencia también se notó enseguida en esa siempre inquieta y viva parte de la publicidad porteña que es componen los estudiantes y recién egresados que están a punto de recibir su primer brief: en 2012 Gus ganó (junto a su dupla y compatriota Mônica Déda, hoy de regreso en Brasil) el oro en el Diente y entró a trabajar en la agencia en la que continúa, Ponce Buenos Aires. Y es desde esa perspectiva que ayer envió a esta redacción un texto que hoy PRIMER BRIEF publica completo, el de un «cintita amarilla» hablándoles a los «cintitas verdes». La nota arranca con las mismas palabras del título: «Queridos estudiantes» (*).


Dos imágenes que resumen la presencia de los estudiantes en el costado de la premiación: una de las tribunas y el único saludo que, desde el escenario, se les dedicó, obviamente a cargo de los representantes de Brother, la escuela ganadora de la noche. (Fotos: PB/Lilo Orjuela)

 
POR GUS MACHADO
Estudió en Brother Buenos Aires / Creativo Junior en Ponce Buenos Aires / Participante del F2F 2012.
Redacción especial para PB

 
Queridos estudiantes, anoche, mientras los separaban los de seguridad a la salida de la premiación del Diente, los pude ver saliendo silenciosamente por el costado de la Facultad de Derecho, y les tengo que confesar que mi corazón bajó con ustedes los 40 escalones que los alejaban de nuestra fiesta de premiados.

Mientras tenía fija en la cabeza la imagen de la desértica salida lateral de la Facultad, me puse a pensar en la razón por la cual elegí esta profesión en primer lugar.

Como muchos de ustedes, en la secundaria no tenía mucho respeto por el status quo. Y todos sabemos qué pasa cuando volvemos del viaje de egresados. Algunos empezaban a creer en la idea de que algunas personas, por el puesto que lograran, la plata o el premio que fueran a ganar, valdrían más que las otras — y automáticamente entran en este sistema en el cual deben mucho más respeto a alguien «más exitoso» que a sí mismos. Y otros, como yo, seguían creyendo que todo eso no pasa de una tontería, y que todos tenemos el mismo valor.

Elegí la creatividad cuando me dí cuenta de que es una gran herramienta para romper las relaciones de poder. Cuando inventó el Napster, un chico de 16 —más jóven que los estudiantes de la Escuelita, Brother o cualquier otra institución creativa— hizo populares los archivos en mp3 y puso en jaque la industria fonográfica. Repito, un pibe de 16 años.

La energía natural de la capacidad humana de crear desconoce términos como junior, senior, DC, DGC, VP o CEO, y el día que ustedes empiecen a creer que esas letritas te hacen inferior o superior a alguien, habrán caído en una trampa que sin duda les arruinará la creatividad.

Estos términos tienen que ver con la necesidad administrativa de ordenar profesionales por tiempo de laburo y mérito. Y nada más.

Sé que es difícil que un estudiante me haga caso, cuando círculos creativos hacen bien su trabajo de marcar la diferencia entre ustedes y nosotros con butacas y precintos distintos; e incluso una fiesta privada para la cual ustedes no fueron invitados. Eso pasa porque a nosotros, los de la «industria creativa establecida», nos conviene que ustedes nos crean tan especiales que no duden en querer trabajar para nosotros, sin que ni siquiera les paguemos por eso, como suele ocurrir. Al menos una parte de nosotros así lo piensa.

Yo, desde la quinta hilera central, butaca 23, del teatro de la Facultad de Derecho, los miraba a ustedes en la tribuna lateral, todos con el cuello inclinado hacia la pantalla, con una envidia positiva por que las próximas ideas buenas pertenezcan a ustedes y no a nosotros. Por lo menos, no a los que ya no se ven como estudiantes. Créanme. Algunas de las personas más valiosas de este mercado lo son porque no perdieron la sencilla capacidad de aprender. Y, mientras aprieto muchas manos con “cintitas amarillas” en la fiesta de los ganadores, yo mismo siento unas ganas casi incontrolables de salir corriendo y brindar con los “cintitas verdes” en algún bar de Recoleta, donde muchos de ustedes estarán celebrando el premio más importante de sus vidas: el primero.

 
(*) Los artículos firmados no expresan necesariamente la opinión de los editores.
 
 

1 reply »

  1. Un mensaje muy dulce!!!
    En todas las profesiones está sucediendo, sobre todo en las vinculadas a la comunicación, a las creativas, y a las artísticas!
    Hay lugar de trabajo para pocos puestos, y más personas creativas con ganas de trabajar, lo cual nos pone a todos o en un lugar de aprendices o en un lugar de competitivos.
    Y como de algún modo se deja entreleer en la nota… hacemos un poco de los dos.

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