Viajar, por Lilo Orjuela

(COLOMBIA) – ¿Te gusta viajar? ¿Ya viajaste en lo que va del verano austral? ¿Solo o acompañado? «Viajar nos abre la cabeza», además de las tantas cosas que produce en uno: consejos que hoy nos da Lilo Orjuela, planner de Ogilvy Buenos Aires, columnista y colaboradora de PB desde la primera hora que, una vez más, se dejó llevar por una actividad y profesión que la enamora.


«Move Eat Learn», campaña realizada en 2011 por STA Travel Australia, una agencia de viajes para estudiantes.

 
POR LILO ORJUELA
Planner en Ogilvy Buenos Aires
Redacción especial para PB

 
Aprovechando la época de vacaciones, no podía dejar pasar el tema de los viajes y la importancia que tienen para el descubrimiento, el conocimiento y el aprendizaje de cosas nuevas y, por consiguiente, el aporte que hacen para el desarrollo de la creatividad, en todos los aspectos.

Ya hemos dicho que para un planner, y en general para un publicitario, es necesario estar informado de lo que pasa en el mundo, estar siempre atento y con los ojos bien abiertos ante su entorno, hacia lo que pasa a su alrededor. Pues bien, muchas veces llegamos a ese conocimiento mediante la computadora; internet nos abre un mundo al que podemos acceder con solo un clic, y no está mal, es una herramienta a la que hay que sacarle el máximo provecho. Pero es eso, una herramienta.

La experiencia que proporciona viajar es algo que se queda impregnado en la memoria; es mucho más fácil recordar algo que experimentamos que algo que sólo leemos en un artículo en internet. El aprendizaje, cuando es aplicado (experimentado), funciona mejor.

Por otro lado, viajar ayuda a enfrentar miedos e inseguridades, más cuando se hace sin compañía. Algunos no se atreven a ir solos a un lugar desconocido, pero sin duda es una de las mejores experiencias, pues se está mejor predispuesto a conocer gente nueva y muchos estarán en la misma situación. Es una manera de conocer no sólo el país o el lugar que se visita, sino de conocer el lugar de donde vienen quienes allí coinciden.

Si no te atreves a viajar solo, elige bien un buen compañero y armen juntos un plan de ruta que a los dos los satisfaga, quítense los miedos y láncense a la aventura. Tampoco digo que se vayan de mochileros por el mundo, ni que necesiten seis meses para hacerlo: pueden aprovechar cada oportunidad que se presente para salir de las calles que habitualmente recorren, así sea un fin de semana. Y tampoco es necesario irse al otro lado del mundo para aprender cosas nuevas: dentro del mismo país existen lugares maravillosos, es cuestión de investigar un poco.

Viajar nos abre la cabeza, figurativamente hablando. Cuando viajamos, nuestro mundo se amplía y estamos expuestos a nuevas culturas, comidas, idiomas, personas. Además, nuestro cerebro siempre necesita diferentes estímulos y percepciones para generar nuevas conexiones, cosa que facilita la creatividad, y sin duda viajar es una excelente manera de estimular el cerebro, pues romper con la rutina establece nuevas conexiones neuronales.

Viajar también implica la capacidad de adaptarse al cambio y nos obliga a separarnos de la tendencia que se tiene de anclarse a lo conocido, al pasado. Viajar, sí o sí, nos obliga a buscar cosas nuevas. Es una manera de alimentar la curiosidad y, por lo tanto, de nutrir la creatividad.

La sensibilidad también cambia porque de una u otra forma uno se siente conectado con el país o la región que visitó. Se tejen recuerdos sobre su gente, sus paisajes y, cuando haya una noticia sobre ese lugar, seguro se recibirá de una manera diferente a cuando no se había estado allí.

Pero más allá de ayudarnos a desarrollar de algún modo la creatividad, de conocer cosas, personas y lugares nuevos, más allá de todas las experiencias que podamos vivir, viajar nos conecta con el entorno y, más importante aún, nos conectan con nosotros mismos. En cada viaje tenemos la posibilidad de descubrir más acerca de nosotros al vernos enfrentados a situaciones por las que no habíamos pasado jamás. Al viajar nos ponemos a prueba y al regresar a casa, por muy pequeño que haya sido el cambio, no somos los mismos.

Viajar nos hace crecer personal, espiritual y mentalmente. Nos hace conscientes de lo pequeños que somos ante un mundo increíblemente grande, que sigue allí esperando ser descubierto una y otra vez.

Así que aprovecha los días de descanso, aprovecha el momento de la vida en el que estás y no dejes que el dinero sea un impedimento. Y si lo es, que ahorrar para las próximas vacaciones sea una de las metas de este año que aún está en su primer momento. Conocer otros lugares no sólo abre la cabeza: también abre el corazón y, más allá de si se es publicitario, veterinario, contador o abogado, viajar genera cambios en la gente y nos ayuda a ver las cosas de una manera diferente.
 
 

Categories: Miradas

Tagged as: ,

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.