Matías y Ramiro, alumnos de la Miami Ad School: «Elegimos seguir equivocándonos»

(ARGENTINA) – Viajar aprendiendo publicidad por el mundo es una de las características que hacen a la esencia de la Miami Ad School. ¿Qué ganás conociendo la publicidad a través de los ojos de otra cultura? ¿Cómo podés aplicarlo a la creación de ideas? En la nota de hoy, Matías Rojas y Ramiro Agulla (sí, hereda el nombre y apellido de su padre, uno de los más grandes publicitarios argentinos), estudiantes de la Miami Ad School, nos cuentan sus periplos, viajes e historias, en una entrevista que, además de responder todas esas preguntas anteriores, no vas a querer perderte.

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A la izquierda, Matias Rojas, y a la derecha, Ramiro Agulla: los dos están terminando su Agency Lab en Young & Rubicam Argentina.

 
TEXTO POR DENIS VIVODA
Estudiante de redacción publicitaria en la Asociación Argentina de Publicidad
Especial para PB

FOTOS POR ALEJANDRO BONZO
Ex estudiante de dirección de arte en la Asociación Argentina de Publicidad
Especiales para PB

 

 
 
PB: ¿Cómo llegaron a la publicidad?
Ramiro Agulla: A mí me pasó que siempre estuve atravesado por la publicidad, y eso me hizo hacer que desde muy chico le preste atención a cosas que de chico no le prestás atención. Ponele, miraba Cartoon Network y cuando llegaba la tanda publicitaria, la gente suele poner mute, o se va a hacer otra cosa: yo me quedaba viendo los comerciales porque después era lo que hablaba con mi viejo. Yo llegaba a casa y él me mostraba los comerciales; yo era una mezcla entre cliente y un tipo de focus group, porque veía todos los comerciales antes de que salgan, y los que no salían también. Eso me fue llevando hacia la publicidad.
Sin embargo tuve una educación en un colegio inglés, que sí o sí esperaba que salgas ingeniero. Todas mis materias estaban relacionadas a eso: física, química, exámenes internacionales, etc. Te hacían creer que si no eras ingeniero, economista o arquitecto eras un fracasado. Eso me alejó un tanto de lo que me gustaba, así que al final del colegio te plantabas y te dabas cuenta que no querías anotarte para seguir ingeniería, no te pasaba nada con eso. Ahí terminé estudiando comunicación en San Andrés. La carrera estuvo muy bueno, estuvo interesante, pero la salida laboral no era tan interesante.
Matías Rojas: Yo en el colegio estudié como para ser físico nuclear, bien heavy. Me supe dar cuenta un poco antes, reculé y dije: «no quiero ser ingeniero, pero tampoco artista», así que fui a Arquitectura. Disfruté esa carrera un montón, pero el problema con esa carrera es que hasta que podés meter un poco de creatividad van a pasar 30 años. Me parecía que era una disciplina que iba a disfrutar, pero es mucho tiempo. Y en publicidad, no importa dónde o cómo, pero desde el primer día ya vas a estar pensando. Está bueno eso de «me siento a pensar, me rompo la cabeza». Y como era la arquitectura que a la hora de entregar un proyecto era no dormir, acá era parecido, sin hacer las maquetas heavy.
Hablando con un par de personas de mi ambiente decidí meterme en La Escuelita y en la UCes. Lo que me gustó de La Escuelita es que el primer año es más genérico en lo que es creatividad (creación, arte, escritura), pero ya desde el segundo año se vuelca demasiado a la publicidad.
RA: Pasó algo muy loco, que justo en el momento que él estaba decidiendo si seguir en La Escuelita o no, y yo estaba terminando la carrera y pensando «¿de qué quiero seguir viviendo?», el hermano de él nos dijo que había una escuela nueva en Argentina, Miami Ad School. Matías estaba con dudas de La Escuelita, yo estaba eligiendo mi siguiente paso: hubo una convergencia ahí y los tres (Matías, su hermano y yo) nos juntamos ahí.

PB: ¿Cómo fue el primer año en la Miami Ad School?
RA: Zarpado. A mí particularmente me explotó la cabeza. Era de repente ver un montón de conocimientos que yo tenía en la cabeza; los pude materializar. Por un tema de corazonada yo sentía que eran así, pero llegué a ver el camino para llegar a eso. El San Andrés es muy teórica como carrera. Y esto era todo lo contrario. Si bien Miami te da un montón de teoría en publicidad, diseño o arte, después lo tenés que ejecutar. Yo después de 4 años de teoría me encontré haciendo cosas divertidas, y eso me volvió loco.
MR: Lo que más me gusta a mí, hoy volviendo hacia primer año, es que tuve la posibilidad de tener profesores que son cracks. Antes no conocía quién era Cheche, pero ahora laburando con él. Lo veo y lo saludo, al número uno de acá, es de locos. Después bueno, en los palos digitales Jardon. Sin conocerlos me di cuenta que eran buenos. Y después lo conocí. Es como que la Miami Ad School tiene eso de que le busca una vuelta a la educación creativa de publicidad. Por ahí no son todos profesores de la publicidad. Tenemos una materia que te enseña a presentar, tenemos otra que un guionista te enseña a escribir. Y verlos ponerle tantas ganas y ser tan buenos la verdad que te dan ganas de seguir. Son clases con mucho contenido.
RA: Para mí también hay algo que no es menor que es la buena onda de los profesores, en el sentido de que sentís que es buena gente y hay buena energía. Quizás terminó la clase veinte minutos después de lo que debía terminar y te podés quedar a contar una idea porque el tipo está copado con ayudarte.

PB: ¿Cuál es la esencia de la Miami Ad School?
MR: Para mí lo más importante de la Miami Ad School termina siendo los intercambios, poder viajar.
RA: Para mí la magia de la Miami Ad School está en varios ejes. Por un lado, te enseñan a ser creativo: si después no querés terminar trabajando en publicidad igual vas a poder aplicar todo lo que aprendiste. Eso viene bárbaro porque la publicidad está cambiando muchísimo y nadie sabe para dónde va a ir, pero te da las herramientas para que puedas ser lo que se necesite en la comunicación del mañana. Por otro lado está la red de contactos de la escuela, porque todos los profesores trabajan en la industria (publicitarios, directores, gente en TV, lo que sea), y eso es clave para tener el contacto vos. Y por último está la oportunidad de viajar, de conocer otros países. Esos tres ejes son la esencia: creatividad, contactos y poder ser creativo en todo el mundo y no solo en tu país.
MR: A todo esto, si podés ir a una charla, tenés que ir: las charlas de la Miami Ad School a nivel global son geniales. No solo desde la temática sino la posibilidad de que te vean la cara, y de incluso preguntar y que te contesten.

PB: ¿Cuál es la oportunidad de viajar aprendiendo por el globo?
MR: Ahora se dice mucho que estamos globalizados, que la internet nos une, pero para mí el titular es «Globalizados las pelotas». O sea, una vez que llegás ahí te das cuenta que todo lo que pensabas no es.
RA: Te abre la cabeza. Empezás a ver el mundo con la perspectiva de otras personas. Ya dentro de Argentina tenés distintas maneras de ver al mundo, cuando vas a otro país te das cuenta que es más distinto todavía. Y si cambia el idioma es más distinto todavía. Nosotros percibimos el mundo a través del lenguaje, y eso que te abre la cabeza te sirve para entender mejor el mundo. Y si querés producir contenido para el mundo ya entendés que no todo el mundo piensa igual. Te abre la cabeza, yo creo que es eso.
MR: Lo que pensás no es lo que es. Tenés que ir y cuando lo vivís se transforma en algo muy copado. Es como ir a un bar distinto que te sorprendes; es eso pero cuando te despertás ya está pasando, estás viviendo en otro lugar. Una imagen mental común que tenemos de los españoles tiene que ver con la siesta. Pero ellos la cambiaron ahora por ir a un bar a tomar algo.
RA: Es muy gracioso porque nosotros llegamos y le dijimos a los madrileños «porque ustedes duermen la siesta». Y ellos reaccionaban. «No, no, nosotros no dormimos la siesta», se ofendían.
MR: Hay que entender que no todo es lo que parece, que hay que tener un ojo más crítico. Entender realmente lo que está pasando. Quizás meterte ahí y verlo desde adentro.

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«Hay que entender que no todo es lo que parece», dice Matías Rojas.

 
PB: ¿Y qué sacaron de la experiencia en Madrid?
MR: Nosotros fuimos a Madrid a estudiar en la Miami Ad School Madrid. No meternos en agencia todavía, pero igual conocer la cultura. Lo que más nos sorprendía eran los alumnos de allá. Lo único que hacían era competir para premios. Tienen un estilo distinto. Es lo menos que esperábamos encontrar. Y allá era un grupo más grande distinto al de acá. Acá nos llevamos bien entre todos, somos amigos: allá había mucha competencia, siempre te querían pasar por arriba y ser primeros. Cosas que son como medio chicanas pero te incentivan a laburar mejor. Eso te obligaba a laburar cantidades increíbles de contenido.
Algo que nos gusta remarcar de las clases en Miami Ad School Buenos Aires es la cantidad de herramientas que te dan.
RA: Lo bueno de poder viajar es que podés nutrirte de todos los tipos de escuela que hay. Y también podés ver el tipo de competencia que vas a tener en el futuro.

PB: ¿Y por qué eligieron Madrid y por qué eligieron San Francisco?
RA: Bueno, Madrid. Queríamos ir a Europa, y dentro de las opciones posibles nos quedó Madrid, que además cuenta con la facilidad de usar el mismo idioma. Estuvimos en Madrid y estuvo buenísimo. Al principio íbamos a ir a otra ciudad europea, pero de repente se abrió la posibilidad de ir a San Francisco. A nosotros nos copa mucho la parte de innovación en digital. Y dijimos: «bueno, nos vamos al corazón de Silicon Valley».
MR: Estábamos encantadísimos de tener que elegir entre Nueva York, Berlín y esas ciudades. Es genial.
RA: Pasa muy rápido la estadía en una ciudad. Ni bien llegamos a Madrid tuvimos que elegir adónde ir. Y en San Francisco pasó algo parecido, «o seguimos viajando o volvemos a Argentina a ver qué está pasando».
MR: Está el mito con el tema del intercambio de que te vas de viaje para estar de joda. Todos mis amigos que se fueron de intercambio se fueron a pasarla bien, a divertirse. Pero nosotros tenemos un perfil distinto, nos cebamos con esto porque nos gusta. Pero dijimos «bueno, vamos a conocer un poco Europa». Fuimos a Europa, fuimos a Madrid, no conocimos ni España. Fuimos hiper-conectados con el estudio. Y si te vas una semana a Ibiza debe estar copado, pero no estábamos en esa frecuencia. Decidimos aprovechar la experiencia de lo profesional y sacarle el jugo por ese lado. Para viajar a Europa, otro momento será.

PB: ¿Y cómo es la dinámica de vivir juntos en estos viajes?
RA: Yo creo que el secreto de cómo logramos estar sin pelearnos tanto tiempo, es que en realidad nos estamos peleando todo el tiempo. Ahora estamos peleados. ¿Cómo hacemos para convivir y no pelearnos? Como estamos peleando todo el tiempo, nunca nos podemos pelear en serio.
MR: Es gracioso pero es verdad (risas). Es una experiencia rara estos viajes, porque usualmente tenés un año para preparar todo, pero acá lo hacés en tres meses. Terminamos llegando a San Francisco en un hostel, que era lindo pero un quilombo. La primer semana tranquilos porque habíamos reservado una habitación, pero a partir de esa semana la reserva se cayó.
RA: A partir de eso tuvimos que mudarnos todos los días del cuarto en el que estábamos. Todos los días a las 9 de la mañana (que es la hora del check-out) teníamos que dejar el cuarto, nos ibamos a clase y volvíamos a las diez de la noche. Todo esto con las valijas armadas. Además imaginate la vida en el hostel, que va gente que está de joda. Nos íbamos a dormir a las 10 y teníamos que entrar despacio porque estaban durmiendo. Entrábamos sin hacer ruido. Y después entraba una mina super-borracha, se metía en la cama de otro porque no tenía idea de dónde estaba, y el tipo gritaba «yo mañana tengo una reunión con Google y vos me despertás. Y al día siguiente otro cuarto; una pareja de alemanes que se peleaban a las 4 de la mañana. Era todo un delirio. Y te acostumbrás a esa realidad. Ponele, estás trabajando en la sala común del hostel, todo el mundo tomando alcohol, jugando al beer-pong y nosotros con las computadoras intentando resolver una entrega imposible de resolver. Y todos gritando «¡che, tomá esto!». Y era ceder y tomar un vaso y seguir laburando.
MR: Era una fantasía que estaba espectacular. Un tipo a las cinco de la mañana despertándonos peinándose el pelo.
RA: Y en ese contexto teníamos que poder producir ideas buenas y competir contra alumnos de la escuela de San Francisco.
MR: Otra cosa que no mencionamos es que los alumnos de la Miami son de todo el mundo, y eso ya es una experiencia en sí. Tenés gente de Latvia, de Dubai.
RA: A mí me tocó laburar en una clase con un director de arte tibetano de 30 años, que tuvo que huir de Tibet y refugiarse en la India, para después viajar a EEUU. El tipo entiende el mundo desde un punto de vista muy particular. Y vos estás ahí con eso.

PB: ¿Y creen que todas estas historias que tuvieron que vivir afectaron de alguna manera la publicidad que hacen?
RA: Uno escribe sobre lo que conoce. Si uno no tiene esas historias es muy improbable que las termines escribiendo. Debe haber gente genia que lo haga, pero no todos. Creo que para hacer publicidad tenés que tener una idea para contar.
MR: No lo leés, lo vivís. Siempre que creás estás juntando lo que viviste. Si vas llenando la cabeza con experiencias vas a terminar con muchas más ideas. Y la Miami Ad School te da eso, experiencias.

PB: ¿Y qué sacaron de la experiencia en San Francisco?
MR: Nosotros nos encanta la tecnología, es algo que nos unió siempre. Fuimos medio ingenuos allá, igual. No nos dimos cuenta qué nos iba a generar vivir allá. San Francisco es un polo cerrado, hermético, no parece Estados Unidos. Nosotros usábamos Über, una aplicación de taxis que después viajó al mundo. Si estás ahí pasan cosas. La tecnología allá está en todo.
RA: así como acá te puede importar nada el fútbol, igual se vive. Los argentinos vivimos el fútbol de una manera muy especial. En San Francisco la tecnología, los start-ups, se viven de una manera especial. Incluso si no te interesa no lo podés escapar. Todos los días están probando algo nuevo, y por eso les está yendo tan bien.
MR: Lo respirás. Por ahí no pasa nada, pero lo respirás. Hasta las gráficas en la calle te transmite tecnología desde la estética. Y te tropezás con esto por la calle. Quizás te podés cruzar al dueño de Twitter por la calle.
RA: Allá no es tecnología por tecnología. Allá realmente usan la tecnología que tienen para solucionar problemas reales. Eso está bueno, no hacen algo sólo para que sea tecnológico.
MR: Lo que podés hacer es entender esa realidad antes de que llegue acá. Se están acercando las realidades, y ver esas tendencias transladándose lentamente acá está bueno, hay muchas oportunidades.

PB: Después de San Francisco decidieron volver a Argentina, y entraron a Young & Rubicam, su primer agencia. ¿Cómo fue elegir esta agencia?
MR: Todo el mundo habla de Argentina, de que ahí están todos los mejores creativos del mundo. Dijimos «¿cómo nos podemos nutrir de eso?» y vinimos para acá.
RA: Estábamos decidiendo qué hacer. Teníamos la opción de ir a Sidney, Australia, o de ir a Berlín, pero cuando nos enteramos que estaba Cheche acá dijimos «listo». Además Young tiene una re historia, y además está en un momento de reinvención. Fue imposible decir que no.
MR: Cuando entrás ya empezás a ver cosas como el cliente, que antes era un fantasma y ahora es de verdad.
RA: Ya entrar acá es otra cosa. Yo nunca había visto la agencia Young & Rubicam, físicamente. Ya llegás y es un edificio imponente. Y cuando entrás sentís que estás jugando en Boca. Me sentí loco, es lo más grande. No lo podés creer.
MR: Todas esas cosas que empezaste a sumar a tu cabeza te empiezan a servir, además. Si te comprometés, todo suma y todo rinde. Si no sos Messi, tenés que laburar como Cristiano Ronaldo. Laburar, laburar, laburar. Cuantas más cosas aprendas mejor. Hay que seguir adelante, todos los días.

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Ramiro Agulla, estudiante de la Miami Ad School: «Creo que para hacer publicidad tenés que tener una idea para contar».

 
PB: ¿Cómo es el día a día en la agencia?
RA: Es difícil hablar del día a día, subdividirlo. Es más una adrenalina constante, de resolver un día una mesa llena de briefs y otro un brief solo. Estás constantemente con trabajos y rodeado de gente muy buena y talentosa.
MR: Lo más espectacular es que por más de que no seas nadie, te dan un lugar y te escuchan. Nos podrían dejar un brief y tirarnos eso, pero nosotros nos metemos en todo y buscamos ayudar como podamos. Y te escuchan.
RA: Y eso te permite tomar riesgos. Porque si no te arriesgás no llegás a ningún lado.

PB: ¿Inspiración, trabajo, ambas?
RA: Esto no lo digo yo, sino que se lo robé a un capo, Picasso. «La inspiración tiene que agarrarte trabajando».
MR: Dicen que están las buenas ideas y las ideas bien producidas. No existe sólo una. Las buenas ideas necesitan buenas producciones, y las ideas bien producidas necesitan buenas ideas atrás. Y es lo mismo con la inspiración. Se mezclan. Y si de algo estamos seguros es que hay que meterle horas. Y disfrutarlo, porque cuando lo dejás de disfrutar, no pasa nada.

PB: ¿Qué consejo le darían a alguien que recién empieza en la publicidad?
RA: Yo le diría que no piense la publicidad como es hoy, o como fue siempre, sino cómo va a ser. Por ahí te quedás muy pendiente de cómo es ahora, cuando en realidad tenés que pensar cómo va a ser después. Y por ahí si pensás que va a estar en creación de contenidos, obviamente que tenés que tener un know-how de cómo funciona, estudiando por ejemplo algo relacionado televisión. Quizás cosas que no tengan que ver mucho con la publicidad, pero que después vos le des la vuelta para que sirva en eso. Y, además, disfrutar. Disfrutá lo que hacés. Laburar en publicidad es duro. Trabajás más horas que en otras industrias y probablemente ganes menos. Pero la felicidad no hay que perderla. Tenés que levantarte todos los días y pensar «no puedo creer que esté laburando para esta agencia», o para un cliente, o lo que sea. Eso es lo que te va a mantener en equilibrio. Nunca perder la alegría.
MR: Para mí es consumí lo que te gusta. Tenés dieciocho mil maneras de consumir lo que te gusta. Metete en el mundo. Seguí gente, escuchala, aprende. Consumí lo que te gusta y llevalo hasta el extremo. Eso te va a diferenciar.

PB: ¿Cómo creen que afecta Internet las posibilidades en la publicidad?
MR: La verdad que tenemos mucha ventaja. Suena un poco pedante pero es así. Algunos genios de la publicidad van a estar fuera de su área en lo digital. Nosotros crecimos en la movida digital, estamos empapados en eso. Hay poca gente en Argentina capacitados en esa área, y está buenísimo que esté pasando porque nos da oportunidades a nosotros. Y todo esto simplemente porque sos más chico. Es algo que tenés gratis, no tuviste que hacer nada. Cómo lo usás depende de vos.

PB: ¿Qué consejo se darían a ustedes mismos antes de empezar?
MR: No lo tengo tan claro. Yo quizás hubiese arrancado a los quince.
RA: Un consejo que me digo siempre es: «El Ramiro del futuro va a estar mucho más capacitado que vos para manejar este problema, así que no te preocupes». Hay momentos que estás con mucha tensión. Con este consejo no digo «hacé todo lo que quieras que te va a ir bien», sino que en un futuro probablemente sepas manejarlo mejor. En momentos de mucha tensión saber que después vas a poder manejarlo mejor te tranquiliza.

PB: ¿Qué sigue ahora? ¿Dónde se ven en un par de años?
RA: En lo concreto nos queda un trimestre en la Miami Ad School. La decisión sería elegir entre hacer una pasantía acá o una pasantía afuera.
MR: Estamos con esa pregunta en la cabeza desde hace rato. En pocos días tenemos que elegir qué hacemos, adónde vamos, si nos quedamos acá o no. Nos tienta mucho quedarnos acá. Pero las historias que te contamos antes, las que te podríamos llegar a contar, también nos tientan. Hay que ser estrategas: ¿qué nos conviene? Si tuviésemos que elegir para dónde vamos, elegimos seguir equivocándonos.

 
 

3 replies »

  1. Ramiro y Matias, felicitaciones por la nota que acabo de leer,
    La verdad es que se nota que al tema de la publicidad lo tiene bien claro y lo que mas me gusta es que no estan quemando etapas, realmente los felicito.
    A Rami un abrazo muy fuerte y a Matias aunque no lo conozco otro.
    ato

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