Matías Quiroz, de limpiar baños a ganar un Diente en un año: «Andá por lo que querés»

(ARGENTINA) – Luego de llegar a Under y ganarse su lugar allí, el joven creativo apostó por entrar Coupe, la agencia de publicidad dirigida por uno de sus profesores. Hoy se encuentra trabajando codo a codo con él y haciendo lo que más le gusta: escribir para contar una buena historia que despierte emociones. Matías nos contó de su trayecto, casi maratónico, del aula al trabajo que más le gusta.

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Matías trabajando en Coupé, la pintoresca agencia de la que forma parte hace poco.

 
POR JOSÉ ESCANÉS
Redactor PB
(Fotos de la nota: Gentileza MQ)

 
El caso de Matías Quiroz es uno en el que la publicidad pasa de ser algo que nos acompaña adonde vayamos a ser algo que cambia todo y despierta una nueva pasión. Todo esto, en poco menos de un año.

Una de las primeras cosas que nos cuenta cuando empezamos con su entrevista es: «Hace un par de semanas mi dupla y yo ganamos un Diente, pero hace un año limpiaba baños». Esto nos demuestra que conoce la dimensión de sus logros. Otro de ellos es haber sido invitado por Pablo Gil, director de Under (apócope con el que acaba de ser rebautizada Underground), a formar parte de la agencia de publicidad Coupé.

Hoy, Matías se encuentra trabajando con quien era su profesor hasta hace poco y haciendo lo que más le gusta para continuar escribiendo su propia historia.

—¿Qué fue lo primero que te pusiste a estudiar?
—Hice varios cursos: marketing, selección de personal, liquidación de sueldos, community management… En ese momento me urgía cambiar de trabajo. Cobraba muy poco, pero ahorraba, y cada vez que podía, me pagaba algo corto.

—¿Y cómo fue que llegaste de ahí a la publicidad?
—Toda la vida quise estudiar publicidad; solo que siempre fue caro hacerlo. Crecí encantado con las historias que se contaban en los cortes de los programas que veía con papá. No hay alguna que recuerde de aquella época, pero volví a sentir lo mismo que en ese entonces, hace poco, cuando vi el comercial navideño de Monty, the penguin, de John Lewis. Siempre añoré provocar las emociones que la publicidad, desde chico, me hace sentir.


«Monty, the penguin», el comercial de la agencia inglesa Adam & Eve/DDB que recordamos junto a Matías.

 
—¿Qué fue lo que te llamó la atención de Under e hizo que la eligieras?
—En 2012, seguía a una chica en Twitter, @Celestineia. Leyéndola, con el pasar del tiempo, terminé admirando sus formas y cómo parecía entender, tan claramente, el medio en el que se movía. Una tarde contó que una de las mejores cosas que ella hizo profesionalmente fue el taller de creatividad en Under. Busqué la escuela en internet y quedé encantado. Desde entonces, soñé con estudiar ahí. Hasta que este año, al fin, pude. Un día le escribí a Pablo Gil, sin conocerlo, sin haberlo visto ni hablado nunca. Solo sabiendo que es el director académico de Underground. Le pedí que me tome para trabajar haciendo lo que sea, lo que necesite, a cambio de estudiar en Under, porque no me alcanzaba y ni siquiera tenía trabajo. Salté al vacío en medio de la oscuridad. A los días nos reunimos, y después de conversar un poco, me dijo que iba a estudiar en Underground. Que no daban becas, pero que él me becaría a cambio de que me esforzara. “Hacé lo que querés hacer, llegá adonde querés llegar. Yo me ocupo de todo”. Ese día, Pablo me abrió las puertas de esta carrera. Y acá estoy.

—¿Qué cosas de la escuela fueron como te las imaginabas?
—Creo que nada fue como lo imaginaba. Digo, por ejemplo, esperaba que los profesores fueran buenos, pero nunca creí que lo fueran tanto. Vidi, Pablo, Montaña, Greco, Rodri Raíces, Sucri, todos se convirtieron en personas que admiro, en referentes, y algunos, hasta en amigos. Under superó ampliamente mis expectativas.

—De todo lo que pasa en Under, ¿qué fue lo que más te sorprendió?
—Lo cierto es que la primera vez que vi la escuela fue la noche cuando empecé a cursar en ella. Y si bien esperaba paredes con dragones, también esperaba encontrarme con gente sentada en pupitres o en grandes mesas, con un profesor delante, que al terminar las clases les daba tarea, esas cosas. Imaginaba algo más “universitario”. Pero quien conoce Under sabe cuán lejos está de ser algo así. Si no sabés quién está al frente de la clase, tranquilamente podrías confundir al profesor con cualquier alumno. Si no querés sentarte en una silla, podés desparramarte en un puf. Y está todo bien. Yo, de todas formas, nunca tuve tanta onda como para “desparramarme”. No soy tan copado. A mí dame una silla.

—¿Qué frase o concepto de las clases te quedó en la cabeza?
—La primera mitad del año tuvimos a Pablo al frente de la materia Redacción. En la primera clase, queriendo explicarnos la importancia de lo que en adelante haríamos, dijo algo que me partió la cabeza. “Las personas quieren productos, pero compran marcas”. Y es tan cierto. Por ejemplo, yo compro Adidas. Y aunque sí me gusten sus productos, lo que más me atrae es su filosofía. Me siento identificado con ella. Su lema ahora es “Take it”. Andá por lo que querés y aprovechá el tiempo. Hacé algo importante con tu vida. Esa fue mi actitud durante este año, y tan mal no me fue.

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Matías (a la derecha), en medio de una clase de Under durante 2015; como él mismo dice, «si no sabés quién está al frente de la clase, tranquilamente podrías confundir al profesor con cualquier alumno»: en este caso, el docente es Gonzalo «Montaña» Fernández, el de la gorra naranja y negra.

 
—¿Trabajar en agencia fue un objetivo mientras estudiabas, o no era tan claro?
—Siempre. Pero no trabajar ‘en una’ agencia, sino en Coupé. Días antes de que empezara, y un día antes de que Coco (nuestro DGC) me escribiera diciéndome que fuera el lunes, surgió la oportunidad de ir a Del Campo. A un amigo le habían pedido que recomendara a alguien y pensó en mí. Pero lo dejé pasar. Al mes, me dijo que todavía podía hablar por mí, si quería. En esos días me preguntaban si había sobrevivido al mes de prueba y seguía en Coupé, o si había terminado mi tiempo en la agencia. Y sí, quería ir a Del Campo, pero mucho más quería quedarme. Era ahí, y con ellos, con Pablo, donde quería empezar. Y en verdad creo haber tomado la decisión correcta.

—¿Cómo seguiste el camino hasta Coupé?
—Supongo que esforzándome. Creo que Pablo vio que tenía ganas, y a Dios gracias, notó cierto talento. Días después de la última clase de su materia, y más allá de que muchas veces no haya sabido resolver de la mejor manera consignas que nos dio, me escribió invitándome a participar, como redactor, de un proyecto que desde el principio me pareció apasionante: la Escuela Argentina de Creatividad. Una escuela de publicidad, con la particularidad de que todo el alumnado sería becado durante los tres años que dura la carrera. Una iniciativa propuesta con el fin de que quien tenga el talento y las ganas pueda capacitarse, sin importar cuánta plata tenga o no tenga. Hace un rato te decía, siempre quise estudiar publicidad, pero siempre me resultó caro. Entonces, cuando Pablo me propuso esto, cómo no aceptar. Al mes, recibo un email suyo diciendo “veo que estás progresando”, invitándome a Coupé y poniéndome en contacto con Coco. Un par de semanas después empecé como trainee.

—¿Qué te parece lo mejor de trabajar en un ambiente así?
—Los compañeros, definitivamente. Nunca olvidamos que esto, por más que nos guste, y sin importar cuánto nos guste, sigue siendo un trabajo. Pero con los chicos se vuelve todo tan fácil. Siempre estamos riéndonos de algo, escuchando música que no sé de dónde la sacan, pero está buenísima, y compartiendo con el otro. No digo que sea una sucursal del paraíso, pero es un muy buen lugar. Entre nosotros, todo el tiempo nos alentamos a estar mejor, y eso está bueno.

—Desde tu experiencia, ¿qué les aconsejarías a los que están estudiando ahora?
—Que se esfuercen y lo den todo. Por más cansados que estén, por más frustrados que se sientan, que sigan adelante, aunque no quieran. Sí hay un puerto al que llegar. Todo mejora después. Sí pueden lograrlo. Y que molesten a todo el mundo. Que no disfracen el miedo de pudor o respeto. Que envíen ese email, que hagan esa llamada, que vayan hasta donde tengan que ir. La única forma de saber si puede funcionar es haciéndolo. Y hacerlo puede cambiarlo todo. Anímense. No disfracen la pereza de optimismo. Lo mejor nunca está por venir: siempre hay que ir a buscarlo.
 
 

2 replies »

  1. QUIERO FELICITAR A MATIAS QUIROZ POR SU ESFUERSO EL CREYO QUE LAS PUERTAS SE HABREN CUANDO NOS PONEMOS EN MAVIMIENTO ADELANTE MATI DIOS TE BENDIGA (LA ABU)

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