(ARGENTINA) – Cruces cristianas, estrellas de David judías, medialunas islámicas, ruedas de Dharma budistas, oms hindúes: desde el comienzo de los tiempos, las marcas más importantes han tenido millones de consumidores y han hecho lo imposible por vencer a su competencia, afirma Roberto Pollio. Director de arte y profe de la AAP, Pollio sostiene que la publicidad se aprende y se hace de mucho más que de ver publicidad. ¡La inspiración está en todos lados! Por eso, todos los jueves The Lord of the Links trae una Asociación Absolutamente Personal (AAP). La idea es comprobar, con ejemplos pequeños y simples, que todo está interconectado y que, como creativos, nuestra misión es no dejar pasar nada: probarlo, devorarlo e incorporarlo para, como decía Eugênio Mohallem en su Manual del trainee, cargar la batería durante toda la vida.
Iglesia, marca, isologo, tipografía, all together now.
POR ROBERTO POLLIO
Director de arte y profesor de la AAP
SOUNDTRACK DE LA NOTA
«Post-crucifixión», Pescado Rabioso, 1972.
Ahora que el papa Francisco está de gira mundial (con más éxito que cualquier banda de rock, dirán algunos), me puse a pensar en cuantas cruces se ven por la calle en estos días. Y no sólo por estos lados, sino también a nivel mundial (pude comprobarlo viajando hace muy poco). No estoy hablando del clásico crucifijo colgado al cuello, por supuesto, sino de las cruces que ahora vemos estampadas de diferentes prendas, como así también en calzados y diferentes accesorios de moda. La cruz, que a mediados de los 80 hizo furor en la moda con Madonna, ‘la chica material’, como su máximo exponente, es el símbolo más popular del cristianismo y para muchos (entre los que me incluyo) es considerado el primer «logotipo» de la historia. Esta afirmación se sostiene tan sólo pensando por un momento en la iglesia como una gran corporación, para la cual sin dudas su marca principal sería Jesucristo y por supuesto, la cruz, su isotipo (para ser más precisos).
Wikipedia nos define a los logotipos como «un elemento gráfico que identifica a una entidad, ya sea pública o privada, y lo que distingue a una marca». Te invito a observar algunas de las tantas versiones del monograma que identifica al nombre Jesucristo desde los primeros siglos de nuestra era. Rápidamente notaremos que cumple con todo lo que un buen logotipo, como elemento de comunicación, debe tener.
Esto no debería ser ninguna novedad para quienes leyeron o conocen de qué se trata el famoso libro del publicista inglés Bruce Fairchild Barton The man nobody knows, de 1925. En él, Barton (la segunda ‘B’ de BBDO) presenta a Jesús como el «fundador de las empresas modernas» y como ejemplo a seguir por cualquier hombre de negocios, en un esfuerzo para hacer que la historia cristiana sea más accesible a los empresarios de la época.
Algunos pensarán que el próximo link que se viene es Jesucristo Superstar. Podría ser, pero para hablar de rock y religión prefiero ir un poco más allá y destacar la opera rock Tommy, de uno de los grupos más explosivos del rock británico: The Who, llevada al cine por Ken Russell en 1975.
El personaje «Uncle Ernie» era un supuesto «tío» de Tommy y un pedófilo que perseguía a los niños.
En esta alucinante (en el sentido más amplio de la palabra) versión cinematográfica, el mesías ciego, sordo y mudo protagonista de la historia tenía como símbolo justamente una cruz muy particular formada a partir de la combinacón de la inicial de su nombre y una pelotita de acero, ya que Tommy es un jugador experto de pinball. Si la historia contada por Pete Townshend en ese discazo doble de 1969 era rara, por ponerle un adjetivo, sin dudas la particular versión libre de Russell aportó aun más locura a lo ya anteriormente contado, transformándolo en algo casi surrealista. Algo parecido, podría decirse, a lo que hizo Salvador Dalí con su particular visión de la crucifixión, aportando un ángulo completamente diferente sobre ese momento particular de la vida de Cristo, con un cuadro totalmente innovador para la época en lo que a pinturas religiosas se refiere.
Cristo de San Juan de la Cruz fue pintado por Dalí en 1951. Mide 205 por 116 cm y se conserva en el Museo Kelvingrove, en Glasgow, Escocia.
SU LOGO AQUÍ… allá y en todas partes. También así podría titularse la campaña Logos, creada por Young & Rubicam Argentina bajo el concetpo Vivís en este mundo, necesitás VISA y cuya continuación en gráfica (mucho más interesante) fue ganadora de un premio FIAP en 2007.
La pieza original había sido creada en formato 3D, y cada ejemplar de revista venía con los anteojos alusivos.
Inevitablemente esto me lleva a Logorama, corto animado ganador del Oscar 2009, como así también del Premio Kodak en el Festival de Cine de Cannes del mismo año.
Dirigido por los franceses François Alaux, Hervé de Crécy y Ludovic Houplain, «Logorama» tiene más de 2.500 marcas en sus 15 minutos de duración, y un productor ejecutivo argentino: Nicolás Schmerkin.
Y si nombramos a Cannes, ¡obviamente no puede faltar un león! En este caso, uno de los poquísimos oros que se llevó Argentina en la reciente edición 2013. Se trata de una campaña gráfica de Grey Argentina, para Comedy Central, que tiene como punto de partida precisamente el logo y comunica un concepto muy fuerte utilizando como recurso un juego visual y mucho humor, obviamente.
La frase de cierre es «Cuando ves el logo, sabés que es divertido».
NOTA: Si bien conceptualmente no tiene una conexión directa con el post de este jueves, no puedo evitar incluir por una cuestión obvia esta inspirada producción del fotógrafo y director creativo cubano Erik Ravelo, titulada Los Intocables.
Dirección creativa y concepto: Erik Ravelo (Fabrica 2012). Fotos: Erik Ravelo / Enrico Bossan. Postproducción: Erik Ravelo. Concepto: «El derecho a la infancia debería ser protegido».
thelordofthelinks@primerbrief.com
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