(ARGENTINA) – Josefina Salgado, 25 años, coordinadora y community manager de PRIMER BRIEF, viviendo su segunda semana como profesional después de cinco años como estudiante de publicidad en la Universidad Kennedy, cuenta en primera persona su postura ante el mundo publicitario, ese que acaba de abrirle las puertas.
Sus amigas se encargaron de que el 19 de diciembre, además del caos de la ciudad, en la calle Perú y Avenida San Juan también hubiera un bombardeo, pero de harina y huevos.
POR JOSEFINA SALGADO
De la redacción de PB
(Fotos: Gentileza JS)
Soy de Suipacha, un pueblo muy chico de la provincia de Buenos Aires que carece de ámbito Publicitario. Estando a 126 km de la Capital Federal, cada vez que viajaba allí sentía como que existían mundos paralelos: un mundo que por más que me dijeran que era de noche no lo parecía, porque brillaba por sí solo, con calles iluminadas por publicidades, negocios por doquier y shoppings que parecían hablar. Con mi poca edad lo veía mágico.
Y así fue cómo ese mundo paralelo me cautivó y me hizo querer ser parte de todo eso que veía, oía y sentía desde pequeña.
En 2006 entré a la Universidad Kennedy para estudiar la carrera de Publicidad y poder acercarme de a poco a ese mundo mágico, de ideas e imaginación. Pero no todo es como parece: más allá de lo maravilloso y gratificante que es para uno el poder desarrollar su idea, su pensamiento y su visión de las cosas, más de una vez (y para no decir millones de veces) uno choca con un no, cual pared, y parece ser en esos momentos que el mundo se derrumba, después de tanta dedicación y sacrificio. Eso sí: cuando resulta ser un sí conocemos la felicidad plena.
Creo que esos tantos no son los que hoy me hacen amar de esta manera mi profesión, el poder ver las cosas como muy pocos las ven. Porque, al fin y al cabo, una de las tantas cosas que definen al publicista es —o debería ser, al menos— su capacidad para ver las cosas como nadie las ve. Además de hacerte una persona insaciable, claro está, queriendo estar siempre un paso más allá del mundo que nos viene pisando los talones. Es por eso que acabo de concluir mi Taller Anual de Creatividad Digital en Underground, después de varios cursos en la UBA. Y aún así sigo creyendo que nada es suficiente y que todavía me queda mucho por estudiar y perfeccionarme.
Sinceramente creí por momentos que la vida como estudiante iba a ser eterna y que este día en que me llamaran licenciada, con todo lo que para uno significa eso, no iba a llegar más. Pero ¿saben qué? La vida es un continuo aprendizaje y sin quererlo seguimos siendo de alguna forma estudiantes.
Categorías: Fuera del tarro