Mónica Herrera: estudiante, periodista, publicitaria, formadora, ¡maestra!

(CHILE) – Formada en la Universidad de Concepción (la primera universidad chilena fundada fuera de Santiago), Mónica Herrera nunca dejó de recibir porque nunca dejó de dar. Generaciones enteras de publicitarios de su país, de Ecuador, de la Argentina y de El Salvador se formaron a la sombra de su nombre inspirador, en la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, de sucesivas y exitosas manifestaciones en esos países y de gran escala hoy en San Salvador. PRIMER BRIEF le propuso una breve mirada atrás, como una forma de aportar su sabiduría al mañana de los lectores, y ella, como era de esperar, dio todo de sí.


Mónica por seis: arriba, de izquierda a derecha, como estudiante de la Universidad de Concepción en 1963, trabajando en la Escuela de Lyon en 1996 y en la ceremonia de graduación en El Salvador en 1998; abajo, con docentes y alumnos de la Universidad Mayor en Chile en 2006, durante una visita a la Universidad de Oxford ese mismo año y en un viaje en barco por el río Nilo en 2008.

 
POR NACHU FUSCO
De la redacción de PB
(Fotos: Fundación de la Comunicología y Catálogo Institucional ECMH El Salvador 2011)

 
LA ESTUDIANTE, EN TERCERA PERSONA

La vida universitaria de Mónica Herrera se inició con el sueño de ser odontóloga, pero fue su madre quien le propuso arriesgarse y hacer lo que pocas mujeres habían logrado, convertirse en periodista. Fue entonces cuando se formó —en la Universidad de Concepción, en la capital de la VIII Región— como reportera. Ya recibida, el camino de la vida la acercó a la publicidad, y terminó trabajando en agencias como McCann-Erickson y Grey. Más tarde, el marketing también pasó a ser su metier, y grandes empresas como Procter & Gamble supieron de su capacidad. Mientras tanto, Mónica nunca dejó de estudiar, y así alcanzó un Magister en Comunicación Social y, en 2008, su doctorado en educación, por la Universidad de Sevilla, en España.

Antes, durante aquellos primeros años de formación en Concepción (donde se instruyó en letras, comunicaciones y relaciones humanas), había tenido como profesor a Alfredo Pacheco, premio nacional de Periodismo, quien le propuso hacer ayudantías a sus propios compañeros. Eso fue lo que a Mónica le permitió vislumbrar un camino nuevo que, con el tiempo, daría paso a su presente: el camino de la educación.

Partió entonces del periodismo y la publicidad, decidida a formar una escuela en Santiago de Chile en 1980. La segunda sede fue la de Guayaquil (Ecuador), creada en 1992 y actualmente llamada Casa Grande (aunque conserva el nombre original, Mónica Herrera, para su Facultad de Comunicación). Finalmente, en 1995 nació la que hoy sigue viva y más se ha desarrollado: la Escuela de Comunicación Mónica Herrera de El Salvador. Su última incursión fue en 1998, cuando creó una extensión en Mendoza (Argentina), actualmente llamada Instituto Fabián Calle.

 
LA EDUCADORA, EN PRIMERA PERSONA

«Yo no decidí dejar la Publicidad, sino que amigos publicistas que dirigían la Asociación Chilena de Agencias de Publicidad (AChAP) me preguntaron si podía ayudarlos a darle sugerencias al director del Instituto Técnico de la Universidad de Santiago (ex militar) respecto de cómo hacer una buena carrera de Publicidad. Me lo pidieron porque ya sabían que me gustaba ‘eso de enseñar’. Y bueno, preparé una presentación y la hice. Tiempo después el director —que se llamaba Jorge— me confesó que a los diez minutos de presentación dejó de escucharme y en su cabeza apareció una sola idea: «Ella debe dirigir esta escuela».

«Entonces comenzó a pedírmelo, pero yo le daba el siguiente tipo de respuestas: ‘No puedo porque soy ejecutiva de una agencia y trabajo todo el día’. ‘La hacemos vespertina’, me respondía. ‘No puedo, porque de hacerlo soy yo quien elegiría a los docentes, y no me vengan con concursos o exigirles título’. ‘Bueno’, me respondía él. ‘No puedo porque usted me haría usar delantal blanco y cumplir horarios y eso no me interesa’. ‘No, yo aceptaría todas sus condiciones’. Y así en un diálogo que duró semanas. Al final no tuve más argumentos para negarme y lo acepté».

«Partí con la escuela y la dirigí seis años, pero después de eso, me rechazaron a un profesor por ser de izquierda (todo esto ocurría en pleno período de Pinochet, en 1974, con las universidades intervenidas), y eso no lo acepté: avisé con tiempo para no perjudicar a la escuela y me salí a fin de año. Estando de vacaciones con unos amigos (éramos todos pescadores y estábamos pescando truchas en el sur de Chile) me preguntaron: ‘¿Y qué es de tu escuela de Publicidad en la Universidad de Santiago?’. ‘Me salí, me objetaron a un profe sólo porque era de izquierda. No se puede hacer algo innovador en universidades que son como elefantes blancos’. Y mi amigo me preguntó: ‘¿Y por qué no haces una escuela tuya?'».

«A mí no se me había ocurrido. Esa noche casi no dormí y al día siguiente regresé a Santiago, me asocié con un ingeniero que asumía lo administrativo, pedimos un préstamo al banco, y ayuda a publicistas amigos para que aceptaran ser mis profes y en abril de 1980 partí, con 27 alumnos y seis docentes que iban en las tardes después de trabajar en las agencias: por eso la escuela comenzó vespertina. Yo enseñaba el taller de Cuentas».

Mónica añade que en el año 2000 traspasó su escuela a la Universidad Mayor, pero años después la dejaron morir, y cierra: «Nunca entendieron la Escuela. Pienso que los proyectos innovadores mueren en universidades tradicionales. Cuando la Escuela creció, y se prestigió, requirió más de mi tiempo y entonces dejé las agencias de publicidad —que son muy demandantes— y trabajé como asesora en las empresas, y seguí con mi escuela, hasta que pudo pagarme un sueldo similar al que ganaba como ejecutiva de agencia».

 
LA ESCUELA DE COMUNICACIÓN MÓNICA HERRERA

La ECMH tiene una particular e inédita manera de educar a sus alumnos: Mónica explica que «nuestra escuela es al revés, ya que primero se aprende haciendo y reflexionando (los dos primeros años) y la teoría se incorpora al final». Su método de enseñanza-aprendizaje es su distintivo. Una docente española le dijo en su examen de doctorado: «Todos hablan de la educación del siglo XXI, pero usted la hizo». No sólo cambió la forma de educar a los nuevos comunicadores, sino que además les dio protagonismo total en la enseñanza.

Dos cosas motivaron a Mónica a emprender este rumbo: «Primero, verificar que no existían escuelas de publicidad ‘serias’ que enseñaran a hacer publicidad. Y, desde luego, mis deseos de revolucionar la educación superior».

En la actualidad, Mónica sigue dando clases en un posgrado de la Universidad Mayor y además trabaja en MindLab, donde enseña a las mujeres de bajos recursos a ser emprendedoras innovadoras.

 
SUS ALUMNOS

«Tengo muchos, muchos recuerdos con alumnos que me marcaron —recuerda, orgullosa—. Casos en que las familias de ellos me decían que yo me había equivocado, que el muchacho no tenía capacidad, cuando los equivocados eran ellos: uno de esos chicos hoy es un ejecutivo de un importante medio de comunicación».

«Casi toda la generación de publicistas exitosos hoy, de Chile, Ecuador y El Salvador, son ex alumnos míos. De Chile, por ejemplo Jorge Cassis, quien fue durante muchos años gerente general de Leo Burnett; Ignacio del Solar, actualmente en Quito; Samuel Benavente, director general y dueño de SB&Partners y presidente de la AChAP; Cucho Olivares, dueño de Cinemágica Producciones; Jaime Greene, que pasó por muchas agencias y hoy vive en Brasil; Ximena Cortés, gerente comercial del diario El Mostrador Chile; Humberto Díaz, de Promociones Latam Chile. También Juan Manuel, Max y Carolina Koenig, ejecutivos y socios de Koenig & Partners en Guayaquil; Martín Osorio, de Starcom Mediavest Group de Quito; Pablo Walker, gerente de McCann-Erickson Chile; Tony Sarroca, de Simple, Chile…».

Mónica cuenta que hasta se cansó de buscar en Facebook y se entretuvo más de una hora: «Son muchos… Muchos», cierra.

Por último, la maestra de varias generaciones de publicistas y comunicadores no quiere despedirse sin dejar un mensaje a todos los estudiantes y profesores: «Para tener éxito en publicidad, como en cualquier actividad, se requieren dos mitades: un 50 por ciento de pasión por lo que haces y un 50 por ciento de estudio y trabajo. El día que pierdas uno de esos 50 por ciento te transformarás en un mediocre».


TESTIMONIO DE UN EX ALUMNO EXITOSO: JAIME GREENE

«Hola, Mónica. ¡Qué honra! Bueno, trabajé por mas de veinte años en Leo Burnett, llegando a ser presidente en Brasil y en Portugal. Luego fui presidente de JWT México y gerente general en Chile. Hoy en día tengo mi propia agencia en São Paulo, Brasil, desde mayo de 2006. Un abrazo y recuerdos con cariño».
Jaime

8 replies »

  1. Mi querida Monica.Te recuerdo algunos nombres para la nostalgia de ese staff de la U.Técniica de Recoleta.
    Toño Marquez,Santiago del Campo.Pablo Simms.Fresia Serrano. Marinello..y el que suscribe.

    Un abrazo por tu hermosa y recordada labor.
    Juan Angel.Guayaquil Ecuador.

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