(ESPAÑA) – La semana pasada se realizó, de modo simultáneo en nueve ciudades españolas y a lo largo de 24 horas ininterrumpidas, un evento llamado Ironbrain. Organizado por The College of Everything y la Universidad Europea de Madrid y con el apoyo de varias escuelas de creatividad, el encuentro pensado «para potenciar el talento emergente de toda una generación de jóvenes creativos» tuvo lugar en Madrid, Valencia, Barcelona, Oviedo, Granada, Almería, Valladolid, Segovia y Zaragoza. Juanma Moreno, estudiante de publicidad español que el año pasado residió en la Argentina y participó en algunos Encuentros PB, participó de la maratón creativa y comparte sus sensaciones con los lectores de PRIMER BRIEF.

Varias escenas de lo que Juanma Moreno describió como «una locura». Pero una locura súper interesante, por lo que él cuenta.

 
POR JUANMA MORENO
Especial para PB
(Fotos: JM)

 
De locos. Así podría definirse todo lo que rodea a este festival. Locos a los que se les ocurrió la idea. Veinticuatro horas, 12 briefs, 2 cada cuatro horas. Locos los que nos atrevimos a presentarnos y muy locos algunos de los resultados que salieron como respuesta a alguno de los briefs. Bendita locura.

8:30 de la mañana. Granada, Estación Diseño, Escuela de diseño y artes visuales. Estábamos citados una hora antes de que empezase. Recibimos instrucciones de cómo iba a acontecer la jornada. Dos briefs cada cuatro horas, pasado este tiempo había que entregar los trabajos para que fuesen enviados a Madrid. Inmediatamente después nos envían los dos siguientes. Así, una y otra vez.

Llega la hora, y nos comunican que hay problemas técnicos. Todas las sedes tienen que estar conectadas para recibir los briefs al mismo tiempo y algunas no aparecían. Esto no ayudaba con los nervios. En mente una pregunta. ¿Estaríamos a la altura? ¿Resistiríamos las 24 horas?

Llegó el gran momento y comenzamos el viaje. Un viaje en montaña rusa. Lleno de subidas y bajadas, de vueltas de cabeza, de estrés, prisas, cafeína, azúcar, comida basura, risas, ideas, cansancio y neuronas, muchas neuronas desparramadas por el suelo, casi podían pisarse. Los encargos fueron variados. Aplicaciones, acciones en redes sociales, gráficas, virales o simplemente lo que se nos ocurriese. La mayoría pedían lo mismo, un concepto, una idea que fuese más allá del soporte o el medio en el que se produce. Que muera el recurso, larga vida al concepto.

Y así pasamos el día, siempre la misma mecánica, recibir el brief y salir a pasear por los pasillos, estar sentados o literalmente tumbados en el suelo, buscar los insights, llegar al concepto, y una vez conseguido el objetivo, corriendo a prepararlo para enviar, casi siempre al límite del tiempo permitido. Al principio las presentaciones eran más cuidadas, después bocetos y para terminar simplemente con texto explicando la idea. Lo curioso, es que a medida que fue avanzando la jornada y el cansancio se apoderaba de nosotros las ideas se hacían más interesantes.

Para cuando llegamos al último brief habían pasado 22 horas. Ya no éramos personas, solo entes que luchaban por no dormirse. Tirados sobre la mesa con los ojos medio cerrados nos dijimos que había que terminar, había que entregar algo, aunque fuese una chorrada, y empezaron de nuevo las risas, que importantes son. Entonces lo vimos, había estado delante de nuestras narices todo el tiempo, esperando a ser encontrado y llegamos al concepto.

Habíamos conseguido nuestro objetivo. Cumplimos con todos los encargos, y aunque no ganemos, sabemos que es muy difícil, ese día conseguimos una victoria muy importante, ganarnos a nosotros mismos, superar nuestros límites y conseguir ser por un día eso que se le pide a un publicista, un tubo de pasta dental que nunca se acaba y al que siempre se le puede sacar un poco más.

Darle las gracias a mi amigo por aceptar ser mi compañero de vagón en este viaje de locos. Garci, se que lo has disfrutado tanto como yo. Formamos una dupla muda, sin copy, los dos de arte, mis palabras se quedaron en Buenos Aires, se te extraña mucho por aquí Amalia.

Mención especial para la gente de Estación Diseño, Juan y Juanma, que estuvieron con nosotros al pie del cañón las 24 horas encargándose y preocupándose de que todo fuese con la normalidad que la ocasión permitía y todo el personal del centro que se portaron fenomenal. Unos genios.

Creo que el año que viene se celebra en toda Iberoamérica, así que a los amigos que tengo y a todo el que le guste este mundo les digo que no lo duden, participen, no se arrepentirán.

Ahora la atracción ha terminado, la montaña rusa está quieta, pero sigo sentado en el vagón y no pienso bajarme, estoy esperando el próximo viaje.

 
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