(ARGENTINA) – Mindshare Argentina dio a conocer los resultados de un estudio sobre la nomofobia: el miedo a no tener el celular encima y la dependencia del teléfono móvil. La pregunta que surge es ¿cuán dependientes somos del celular? Y la que puede surgirte a vos es no sólo si sos nomofóbico, sino sobre todo: como estudiante de publicidad, ¿no habrá un buen brief escondido entre las líneas de este estudio? ¡Quizás valga la pena meterse de cabeza en él!
La pieza «Sumando adeptos», de la estudiante de la AAP Rocío Vieytes para Blackberry, que el año pasado ganó el oro en la categoría Sub 25 de los premios Clarín: la nomofobia expresada como religión.
El gran incremento de ventas de smartphones, su tremendo uso y el comportamiento actual de las personas llevó a Mindshare Argentina (una agencia de medios del grupo WPP que opera en el país desde octubre de 2000) a realizar una investigación para obtener la causa de este accionar, y ver de qué manera esto impacta en la forma de consumir medios.
Para llevarla a cabo se utilizaron herramientas como Mindreader (encuesta online realizada a nivel global por Mindshare, que cuenta con una base de casi 30.000 encuestados de 28 países incluyendo la Argentina), Mobile Life (investigación anual realizada por TNS que cuenta con 34.000 encuestas a usuarios de celulares en 43 países) y TGI del Grupo Ibope (que tiene una base de 10.000 encuestados por año, mayores de 12 años y residentes en ciudades de más de 50.000 habitantes en todo el país). La información se complementó también con un estudio realizado por Google e IPSOS.
¿Te pusiste a pensar que hacés vos con tu celular?, ¿para qué lo usas?, ¿sólo como teléfono? La actitud es muy habitual: volvemos a buscar el celular cuando nos lo olvidamos, nos resistimos a apagarlo en cines, teatros e incluso aviones, chequeamos el email o las actualizaciones de redes sociales y accedemos a la información en cualquier momento y lugar. Todas estas pequeñas situaciones cotidianas nos demuestran cómo nuestra vida está profundamente atravesada por el uso del celular, más específicamente del smartphone. Acciones que antes eran impensadas e innecesarias, sin las cuales se podía vivir perfectamente. Si no, ¿nuestros abuelos cómo hicieron? Si bien todas las innovaciones tecnológicas tienen un correlato más o menos evidente en el entorno social en el que se insertan, algunas son mucho más evidentes y concretas para sus usuarios. Es el caso del teléfono móvil, que se ha convertido en parte fundamental de nuestras vidas, modificando algunas formas de trabajar, divertirnos o comunicarnos, delineando nuevas normas para las relaciones y los intercambios sociales.
En el marco de estas transformaciones, aparecen nuevas obsesiones o fobias relacionadas con la necesidad de estar conectado de forma constante e instantánea, como la nomofobia (la fobia a no tener el celular encima; etimológicamente proviene del inglés: no mobile phone phobia). El primer estudio sobre nomofobia, hecho hace cuatro años en Inglaterra, reveló que el 53 por ciento de la población sufría de esta condición. Recientemente la consultora inglesa SecurEnvoy reveló que esta cifra ha aumentado a 66 por ciento y no muestra signos de disminución.
Según la investigación de Mindshare, «el perfil de los poseedores de smartphones revela que en nuestro país son más los hombres que las mujeres que poseen este tipo de tecnología (60 por ciento de los hombres y 40 por ciento de las mujeres) y también los segmentos más jóvenes (entre los 18 y 34 años concentra más del 50 por ciento de poseedores de este tipo de terminales). Las diferencias por género y segmento etario también se ven reflejadas en las actividades que realizan: el acceso a redes sociales y chats es más habitual entre los jóvenes y las mujeres, mientras que la búsqueda de información o consulta de mapas y guías es una de las principales actividades realizadas por los hombres y los más adultos.
Distintos estudios consultados coinciden en que uno de los momentos de mayor uso del smartphone son los traslados, especialmente durante la mañana en el camino del hogar al trabajo, la facultad o alguna otra actividad. Sin embargo, el hogar y el trabajo también están entre los principales lugares de uso, lo cual hace suponer que el smartphone no reemplaza a la PC, sino que se complementa con ella. La tendencia es claramente hacia una conexión ininterrumpida las 24 horas, con la superposición de diferentes dispositivos: al mismo tiempo que se está conectado desde la PC en el hogar o en el trabajo, se está conectado también desde el celular.
¿No te sentís identificado? ¿En que situaciones o momentos del día le das más uso?
Se espera un crecimiento exponencial para el smartphone en un corto plazo, claramente; pero, más allá del volumen de usuarios, lo que ya es evidente es que para ellos se ha convertido en parte integral de su vida cotidiana. Es un dispositivo que concentra toda su información y se ha vuelto indispensable. Es un teléfono, una agenda, un despertador, un reproductor de música, una radio, una cámara de fotos, una filmadora, tiene juegos, hasta linterna… ¿Qué más? Una conexión instantánea y constante que da lugar a nuevos comportamientos, hábitos y formas de comunicación. En definitiva, un nuevo modo de vida que se presenta como dinámico y en constante transformación.
Quedó dicho al comienzo: toda esta información ¿puede servirte como brief para pensar alguna campaña para una marca de smartphones? Sí, ¿no? Es como si estuviesen hablando de vos, de él, de nosotros, de todos. Ahora todo esto queda en tus manos: ¿qué vas a hacer?
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