Tomás Muro: «Trabajo donde todos se divierten» (¡entrevista a un Muro de Facebook!)

(ARGENTINA) – Intentó Comunicación Social en la UBA, se recibió de técnico en publicidad en La Fundación y se licenció en UCES. Mientras, repartió pizzas de Romario, pasó por una agencia, fue ejecutivo de marketing de Rexona, estuvo en Microsoft y llegó a Facebook. Mucho en pocos años. Con ustedes, el verdadero y legítimo Muro de Facebook.


Muro: «Me fui a trabajar por un año al Club Med de Río de Janeiro. Fue increíble, como vivir de Peter Pan, pero volví: quería recibirme». (Fotos: Gentileza TM)

 
—¿Cómo llegaste a estudiar publicidad?
—En el secundario ya me había picado el bichito. Entré a Comunicación Social en la UBA e hice el Ciclo Básico Común (CBC), pero al ver que me faltaban varios años para meterme de lleno en la publicidad, me decepcioné, aunque estudiar ahí me encantaba. Entonces me fui a La Fundación a hacer la tecnicatura.

—¿Ya trabajabas?
—Sí: mi viejo no tuvo la suerte de ir a la universidad y, si bien hizo todo para que nosotros sí pudiéramos, también nos inculcó el trabajo como norma. Desde que terminé el colegio, nunca dejé de hacerlo. Repartí pizzas de Romario, organicé eventos, fui supervisor de un call center. Y cuando me recibí de técnico me pareció que una licenciatura me iba a abrir más puertas. Para entonces ya había sido ejecutivo de cuentas del Grupo Uno y después había entrado en la oficina porteña de la agencia marplatense M&S. Fue un momento fuerte para mí, porque la agencia empezó a quedarse sin gente y de golpe me encontré con que, a los 23 años, era responsable de las operaciones en Buenos Aires y me reunía con clientes como Jumbo y Disco.

—Y en lo educativo seguiste activo.
—¡Y claro! Decidí aprovechar el vínculo de La Fundación con la UCES (las dos son patrocinadas por la Asociación de Dirigentes de Empresa) y entrar ahí: cursando un año y medio ya era licenciado. Pero no fue inmediato.

—¿Por?
—Porque cuando sólo había cursado dos meses —y comprobado que la UCES completaba con buena teoría la formación mucho más práctica de La Fundación—, me fui a trabajar por un año al Club Med de Río de Janeiro. Fue increíble, como vivir de Peter Pan, pero volví: quería recibirme. Y apenas volví entré a Unilever como pasante, en marketing de Rexona. Una escuela increíble: ahí aprendí que todo se puede medir, por ejemplo. Y cuando terminaba mi pasantía me llamaron de Microsoft, para trabajar en publicidad online.

—¿Cuánto tiempo estuviste en Microsoft?
—Dos años. Antes de que se cumplieran, a fin de 2011, me llegó a Linkedin un mensaje de alguien que decía ser de Facebook Estados Unidos. No le di bola, estaba muy cómodo en Microsoft. Pero alguien me dijo: «Ojo que la comodidad apachorra». Entonces contesté. Siguieron seis entrevistas: dos por teléfono con gente de RR.HH. en San Francisco, otra con un gallego que estaba en Dublin, la cuarta viajando a San Pablo a presentar mi proyecto en inglés y el resto, con capos regionales y mundiales de la empresa. Entré en abril de este año.

 

Muro: «El 80 por ciento de mis reuniones es en internet».

 
—¿Qué es lo bueno de trabajar en Facebook?
—Que estás en contacto con el mundo. La empresa es muy horizontal. Incluso pude estar en tres charlas de Mark Zuckerberg, el fundador. Hoy, junto con otra persona de Colombia, estoy a cargo de las ventas de toda América Latina de México para abajo, sin contar Brasil.

—¿Qué porcentaje de tu día a día es en el mundo real y qué porcentaje es online?
—El 80 por ciento de mis reuniones es en internet. Igual algo del mundo real me queda, y se ríen de mí, porque cuando converso por Skype soy de poner la cámara: es que me interesa ver con quién hablo. Y me encanta lo que hago. Siento algo parecido a lo de los ginecólogos, que dicen «yo trabajo donde todo el mundo se divierte». En Facebook es lo mismo, y es genial.
 
 

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