(ARGENTINA) – El director de la escuela para Cuentas se prepara para un nuevo año lectivo mientras continúa su trabajo como ejecutivo senior en la agencia de publicidad Wunderman. En su primera entrevista con PRIMER BRIEF, relató cómo una actividad desembocó en la otra, cómo le sentó la docencia y qué es lo que busca cambiar con el equipo de la escuela que fundó.

Leo Ferrari, ejecutivo de Cuentas en Wunderman, y director y profesor de El Faro.
POR JOSÉ ESCANÉS
Redactor PB
(Fotos de la nota: Gentileza Leonardo Ferrari)
Si pensamos en las agencias de publicidad como un espectáculo, los creativos son muchas veces los que toman el protagonismo bajo los reflectores y en los posters, mientras que los profesionales de otras áreas reciben su crédito en la letras chica del pie. Pero acaso, ¿no son muchas veces esos los que hacen que todo se dé? Si seguimos con esa metáfora, podemos asegurar que los Cuentas deberían ser más reconocidos.
De eso y mucho hablamos con Leonardo Ferrari, ejecutivo en dicho área desde hace años, redactor independiente para varias publicaciones, y docente en la escuela para Cuentas que fundó: El Faro. Durante nuestra charla, pasó a describir el curso como un complemento más que ideal para la carrera de publicidad: “A los licenciados les ofrecemos la experiencia de profesionales con 10 años de agencia en esa área para transmitirles cómo resolver las miles de situaciones que van a vivir y poder desarrollarse más rápido, con menos golpes e incluso abrirles la cabeza a nuevos rumbos”.
Y ya que todos los miembros del equipo necesitan entender el largo camino que tiene una idea hasta hacerse realidad, ¿por qué no conocer cómo hacen aquellos que sirven de puente para las ideas desde la agencia hasta el cliente?
—¿Dónde fueron tus inicios como estudiante?
—Siempre supe que quería trabajar en Publicidad, y en el 2005 empecé la carrera en UADE. El plan de estudios fue mutando muchos en estos últimos años, pero es una buena universidad para tener una sólida base de conocimientos. Ideal para orientación Cuentas.
—¿Qué es lo que más recordás de ese ciclo?
—Disfruté mucho la carrera. Fueron cuatro años de muchas risas y grandes anécdotas, con compañeros que luego fueron colegas y hoy mantengo como amigos.
—Y de a poco te fuiste metiendo en el área profesional. ¿Cómo fue ese proceso?
—Tuve suerte. En el verano antes de comenzar el tercer año de la carrera ya estaba en agencia. Trabajando gratis, con horarios reducidos y a pocas cuadras de casa. Salía de cursar e iba directo a la oficina. En El Faro fomentamos mucho trabajar durante la carrera porque la oficina es la mejor escuela, y la red de contactos es el mayor activo que debemos buscar.
—¿Cómo llegaste al departamento de Cuentas?
—De casualidad caí ahí. Siempre me gustó el proceso creativo y la redacción, pero me di cuenta que el mismo mercado y las oportunidades van marcando tu orientación. Y esa mezcla de intereses o habilidades, suma. Todos empezamos soñando con pensar comerciales para TV. Cuando te metes en la industria te das cuenta que hay mucho más, y en todos los lugares se necesita talento, creatividad y conocimientos. Hoy en día saber un poco de todo es muy valorado.
—En el tiempo que has estado ahí, ¿qué fue lo que más sorprendió?
—Los clientes. Hay de todo tipo. Hay cracks que la tienen muy clara y entendés porque están dónde están. Otros que te escuchan y valoran que los asesores. Otros que solo quieren que hagas lo que ellos quieren, aun cuando no sea lo mejor, algunos que no saben lo que quieren pero lo necesitan ya, y mis favoritos, los arriesgados que se animan a romper el molde de su empresa.
—¿Crees que hay prejuicios con Cuentas?
—Reconozco que hay, incluso la industria a veces los fomenta.
—En ese caso, ¿vos los tenías?
—Nunca los incorporé. Es verdad que los estereotipos se basan en la realidad, y la gran mayoría que cumplen con esos prejuicios. Sinceramente creo que cualquier persona puede trabajar en Cuentas. El trabajo en sí, es fácil. Podes ser un “reenviador de mails” del cliente a creativos o proveedores, hacer la plancha, y zafás. Ser un buen o gran Cuentas es otra cosa. Y como con un buen diseñador, se nota cuando alguien tiene talento para ese trabajo. En el curso ayudamos a sacar explotar ese talento.
—¿Qué fue lo que te hizo llevar esa experiencia al aula?
—Siempre me gustó enseñar. Compartir mi experiencia para que otros mejoren su performance o que no comentan los mismos errores, pero lo que más me entusiasma es fomentar rebeldes publicitarios: que opinen argumentando, debatan, negocien y sepan trabajar en equipo.
—¿Cómo fue el proceso de gestación que dio como resultado El Faro?
—Encontramos un nicho. Vimos que no había nadie ocupándose de moldear Cuentas con una visión comercial y creativa. Además, este curso no solo te ayuda a especializarte y tener una ventaja sobre los demás aspirantes a esos pocos puestos disponibles, sino que fomenta el emprendedurismo.
—¿Cómo sentiste tus primeros pasos como profesor?
—¡Nervioso! Guiamos la clase con el tema del día pero como trabajamos en un formato abierto de debate y cada uno tiene su background nos enriquecemos de muchas experiencias. La clase siempre toma siempre un rumbo nuevo. Y curso a curso, vamos incorporando esos aprendizajes para que los alumnos se vayan con cada vez con más.
—¿Qué respuesta ha tenido tu equipo de los alumnos de la escuela?
—Al final del curso siempre pedimos opiniones y cómo mejorarlo. Los alumnos saben lo que quieren y nos lo hacen saber. En definitiva, los comentarios son muy buenos: las clases prácticas con análisis de situaciones reales, con herramientas para resolverlos en el mundo real son muy valoradas, así como lo invitados y la red de contactos que se va creando son clave para el desarrollo profesional.
—Entonces, ¿hacía donde guía El Faro?
—Tierra firme.
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