De la relatividad en la Dirección de Arte: Así se vive una clase en Haus

(ARGENTINA) – Si la dirección de arte tiene algo maravilloso (y vaya que lo tiene) es su capacidad de sorprender día a día con visuales que antes no habían sido imaginadas, y mucho menos bocetadas. Esto quedó evidenciado para nuestro redactor y colaborador habitual, Denis Vivoda. ¿Cómo es que terminó pensando en la teoría física de Albert Einstein con lo que aprendió recientemente en la escuela de dirección de arte? Vamos a ver qué dice y cómo reformuló para sí mismo la popular conjetura del siglo XX.

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La comparación de distintos trabajos para encontrar combinaciones nuevas y originales (como estos posters antiguos) es cosa de todos los días en Haus.

TEXTO POR DENIS VIVODA
Especial para PB

 

 
La dirección de arte es un término un poco ambivalente. La podés encontrar en la fotografía. O en el cine. O en publicidad. O en Diseño gráfico. El programa de Haus camina un poco por cada una de esas secciones, y la primera parte del año está enfocada al diseño gráfico. Pero, a la vez, el diseño gráfico tiene un montón de cosas adentro. Como el lettering, por ejemplo.

En esa disciplina podés llegar a tener la suerte de conocer a Panco Sassano, uno de los profes adentro de Haus. Panco es un diseñador gráfico e ilustrador, mano responsable de cosas como esta y esta. También podés llegar a tener la suerte de que, una vez ya cursando vos el año en la sede de Mendoza 2432, Panco sea uno de los profesionales invitados a dar una charla. Quizás mejor sea escucharlo (un minuto o tres horas), porque si hay algo que Panco tiene es amor por el laburo, por la camiseta (como el dicho, ¿vio?), y estar en el mismo cuarto que él es más que inspirador: es súper contagioso.

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Un ejemplo del trabajo en lettering de Panco Sassano.

Pero casualmente, lo más interesante de todo es que la revelación de la semana no pase adentro de las aulas, sino digitalmente, cuando, hablando con un par de tus compañeros, te das cuenta que están todos energizados, explotando de ganas de hacer y hacer y hacer (y creo que en algún momento surgió la sugerencia, medio en broma, de agregar un día de cursada para hacer más).

Sumale eso a entrar al edificio de Mendoza y olvidarte de todo. Porque pasa, eh. Por ejemplo, entrar y tener que ubicar distintos posters antiguos en alguna década, y divertirte tanto que las 10:30 llegan antes de lo que las esperabas. Quizás sea eso que dicen sobre la relatividad. Ya sabés, un minuto con la mano en el horno parecen tres horas, y tres horas aprendiendo sobre la dirección de arte parecen, simplemente, un minuto.

 
 

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