… ningún sitio, soy autodidacta, por Mirta Muñiz Egea

(CUBA) – Mirtha Muñiz Egea es una personalidad importante del mundillo de la comunicación en Cuba. Publicista, periodista, propagandista, locutora y actriz, recibió en 2011, a sus 81 años, el Premio Nacional de Televisión, muy merecido para quien la vio nacer y contribuyó a que la imagen se convirtiera un hecho espectacular en la Cuba de la década de 1950. En esta nota, en base a dos entrevistas que le realizaron en 2011 los periodistas José Luis Basulto y Astrid Barnet, lo mejor de sus recuerdos y su particular mirada sobre la publicidad como actividad y sobre los estudios como opción: Muñiz Egea es clara exponente de un tiempo muy distinto al actual, de cuando el entonces llamado oficio publicitariotenía más de instintivo que de científico. Al final, su trayectoria.


Distintas facetas de Mirta Muñiz Egea: entrevistada por José Luis Basulto, en una de sus obras y con su Premio Nacional de Televisión, que recibió en 2011..

 
POR MIRTA MUÑIZ EGEA (Cuba)
Publicista, periodista, propagandista, locutora y actriz

 
 
LOS ESTUDIOS

• Yo no estudié nada, yo estudié publicidad en la vida; yo realmente soy autodidacta. Yo sé que es un poco raro decir eso, pero es la verdad, soy autodidacta. Aprendí de mucha gente que me enseñó muchas cosas. Afortunadamente, después del triunfo de la Revolución me reconocieron todo eso y me otorgaron el título de periodista, título de profesora de la Universidad por todo lo que aprendí en la vida, que ha sido muy hermoso para mí.

• Cuando trabajaba en la agencia internacional McCann-Erickson hice cursos de superación de publicidad en Nueva York. Es que ellos a su personal le daban una especie de entrenamiento. Yo fui varias veces a Nueva York, particularmente cuando empezó el sistema de video tape, que en Cuba no había. En aquel entonces, para aprender sobre el uso del video tape aplicado a los comerciales, pero claro eso me servía para todo: para los comerciales, para los programas, para todo lo que fuera. Fueron muy interesantes esos cursos en Nueva York.

 
LA PUBLICIDAD

• La publicidad es un instrumento que sirve para equilibrar, no es un ente solo, es un componente del marketing, de las investigaciones, de las estrategias comerciales. La publicidad tiene sentido en el socialismo si forma parte de la estrategia comunicativa para mejorar el nivel y el modo de vida de la población. Eso no me cabe duda.

• En la publicidad nada es monótono, nunca es repetitiva, y siempre en ella tendrás nuevos desafíos para encontrar nuevas formas de comunicación. Es muy importante, igualmente, porque puede aplicarse a variados procesos: productivos, sociales, políticos, y a la propaganda; en fin, a todo lo relacionado con la comunicación social.

• Hoy es un fenómeno, mañana es otro; hoy es un público, mañana es otro; hoy es un objetivo, mañana es otro. Cada día que transcurre tienes un desafío, una posibilidad; un tema nuevo al que enfrentarte. La publicidad también me ha servido de escuela, porque obliga a estudiar, a leer, sin pasar por la universidad.

• La publicidad es parte de mi vida, al igual que la propaganda y el periodismo. Son profesiones relacionadas con la comunicación social y en ellas, lo más importante, es tu materia prima, tu creatividad; lo que tú sabes, lo que tú conoces.

• El comunicador siempre está recibiendo de sus receptores necesidades, informaciones, aspiraciones, que trata de transformar a partir de sus conocimientos y que luego transmite a otros receptores o personas, a la sociedad, al pueblo. Y algo esencial: el objetivo principal del comunicador es movilizar, contribuir a la formación de conciencia, al ahorro.

• Yo creo que los comunicadores somos de las pocas personas que no recibimos premios individuales; nada de lo que yo he hecho lo he hecho sola; todas las piezas de comunicación que he hecho están hechas en equipo, porque yo creo en el equipo creativo. Los premios a los publicistas son colectivos, son premios de la obra colectiva, porque toda la pieza de comunicación es una pieza colectiva.

 
PUBLICIDAD, PROPAGANDA E IDEOLOGÍA

• Si tú tienes una ideología correcta tú puedes utilizar cualquier técnica en función de los objetivos que tú tienes; yo creo que eso pasó con la producción en Cuba, aprendimos de la técnica de los Estados Unidos, pero producíamos cosas muy particulares cubanas. Voy a ponerte un ejemplo que es el primero que me viene a la cabeza. El ron Bacardí es un ron que desgraciadamente después perdió su legitimidad, porque se fue de Cuba para hacer contrarrevolución; pero cuando se hacía en Cuba, los comerciales de Bacardí eran comerciales cubanos, no sé si me atrevo a cantar un jingle que recuerdo ahora. Había un redactor de texto que se llamaba Salvador López, el cual hizo un jingle que decía (canta): «Me gusta ver junto al río un campo tabacalero donde el amor del veguero cuida tabaco y bohío. Me gusta el cigarro mío que lo elabora un hermano y me gusta el Bacardí sano, sabroso y cubano». ¿Ese es un comercial cubano o no es un comercial cubano? Es absoluta cubanía, para vender ron, un ron cubano. Yo creo que los publicitarios que trabajamos en esa época siempre tuvimos el interés de que lo que hiciéramos tuviera el sello de Cuba, que no fuera una publicidad importada con el sello, la ideología y las imágenes que nos venían importadas; sino crear lo nuestro, lo legítimo.

• En nuestro país, desgraciadamente, la publicidad ha estado asociada con el capitalismo. Para algunos compañeros, publicidad es sinónimo de capitalismo, y por ende, se ha rechazado durante mucho tiempo esta especialidad. En mi opinión esto ocurre debido al uso que, en determinadas sociedades, se le brinda a una técnica. Al respecto siempre he analizado que la técnica no tiene ideología; la ideología la tiene el hombre que domina la técnica.

• En algunas discusiones con compañeros de trabajo, siempre he expuesto el siguiente ejemplo: el fusil marca Garand, es belga. Su presencia, su uso, ¿es bueno o es malo? Es malo si lo tiene el terrateniente para masacrar al campesinado. Y es bueno si ese campesinado que aspira a ser dueño de la tierra se lo quiere quitar al terrateniente. Asimismo, hay que rememorar la presencia y el uso de esos fusiles en nuestra guerra de liberación nacional. En las manos de un guerrillero de la Sierra Maestra, un fusil Garand constituía una magnífica imagen. Por tanto, la técnica como tal no tiene ideología. Al respecto concluiría que uno de los objetivos que debemos perseguir como comunicadores sociales es, ante todo, mejorar nuestros procesos de organización, de concepción, de utilización de estas técnicas.

• ¿Existen semejanzas y diferencias entre propaganda y publicidad? Este tema lo traslado a un libro que actualmente escribo: Acciones y contradicciones de un proceso. Propaganda y publicidad en Cuba, tratando de hacer un recuento de lo que han sido y constituyen ambas técnicas en nuestro país. En Cuba lo que más ha avanzado es la propaganda revolucionaria. Hemos tenido verdaderos logros en este terreno, incluida la propaganda realizada durante la lucha insurreccional en folletos conformados por textos y gráficos. Sin embargo, aún existe una tremenda confusión acerca del papel fundamental de la propaganda en una sociedad.

• A mi entender la propaganda tiene dos grandes objetivos: uno, doctrinario; y otro, político. Para cumplirlos, habría que agruparlos en tres grandes direcciones. Una, la estabilidad política, o lo que es igual: la comunicación en función de la estabilidad política para cumplir un amplio espectro en la vida del país. La otra dirección es el desarrollo económico y social. En una sociedad como la nuestra, cuyo objetivo fundamental es el desarrollo en general, hemos utilizado la comunicación de modo que ella pueda contribuir a que los avances en todos los órdenes sean más rápidos y abarcadores en cualquier rama o sector. Y como último aspecto está la solidaridad. En Cuba constituye una vertiente de la propaganda, que antes del triunfo de la Revolución, era inexistente. Nació durante la década del sesenta del siglo pasado; y a ella se sumaron no sólo políticos, sino también historiadores, periodistas, diseñadores, fotógrafos.

• En lo que se refiere a la publicidad, su desenvolvimiento en Cuba no ha sido fácil tras el triunfo revolucionario de enero de 1959. Cuando en los años sesenta hubo necesidad de intervenir las agencias de publicidad (yo trabajaba en la transnacional publicitaria McCann-Erickson, relacionada con anuncios como los de la Coca Cola), los escasos renglones de productos y servicios con que contábamos no permitían satisfacer las crecientes demandas de la población. Todo lo que se producía, se consumía. No existía excedente alguno. Por tanto, la publicidad realmente no tenía razón de ser; al igual que tampoco existía mucho espacio para ella.

 
LOS JÓVENES

• Siempre que imparto clases a mis alumnos en la Facultad de Comunicación Social, les digo que soy una persona privilegiada, porque he vivido la mitad de mi vida en el capitalismo y la otra mitad en el socialismo. Imagino la comunicación social como una carretera de dos vías donde hay que emitir y recibir a la vez —la llamada retroalimentación—; y en la que no sólo es esencial hacer énfasis en la historia del país, en lo patriótico militar, sino también en la vida. Conocer cómo vive y se proyecta la gente, el pueblo, qué ambiciones sanas tiene, cómo ser mejor, cómo hallar la felicidad.

• En estas cuestiones, y en otras muchas, hago especial énfasis en los jóvenes que laboran o aspiran a ser comunicadores. Trato de impregnarles la necesidad de prestar atención y de profundizar en las enseñanzas y experiencias del profesor; y los exhorto, además, a tener inquietud creativa. Los jóvenes comunicadores deben y tienen que dedicar mucho tiempo a la investigación, a los proyectos colectivos, a tener diariamente el oído muy receptivo, a discernir objetivamente sobre las diversas situaciones que se enfrenten, teniendo en cuenta sus valores humanos. Y, ante todo, a ser muy exigentes.

• Mantener el vínculo con los jóvenes es imprescindible. Primero, nunca pensé ser profesora universitaria, porque no pasé la universidad. El haberme otorgado gentilmente el título de profesora me permitió entrar en un aula, compartir con los muchachos mis conocimientos; pero yo creo que si hay un profesor que se sienta en un aula o se para en un aula a impartir una clase también tiene que tener abierto el otro canal para recibir la clase de los estudiantes, porque las cosas que los estudiantes preguntan son a veces más ricas de lo que uno les puede decir. Para mí la experiencia de la universidad es una experiencia invalorable.


UN CV IMPACTANTE

En La Habana en 2006, Flor de Liz Hernández trazó esta semblanza de Mirta Muñiz Egea y su recorrido profesional:

Mirta Muñiz Egea: publicista, redactora, editora, investigadora, docente, actriz. Delegada en Congresos nacionales e internacionales. Conocida y respetada en el medio gráfico cubano por su larga y fructífera trayectoria, es sin dudas referencia obligada para cualquier investigación que sobre la publicidad en Cuba se intente hacer. Hasta hoy ha publicado varios libros sobre el tema, enseña en la Universidad y a sus inquietos 76 años no para de hacer cosas.

Nace en La Habana el 26 de febrero de 1930, cursa sus estudios primarios en una escuela católica y ya a los 17 se graduaba de contadora, profesión útil y bien remunerada a la cual la habían guiado sus padres. Pero esta no sería realmente la vocación de Mirta, sus intereses estaban orientados en otra dirección, por lo que a su graduación en 1947 no se desempeña como contadora, sino como redactora en el departamento de publicidad de Sears Roebuck.

En 1949 trabaja como secretaria de Gaspar Pumarejo, responsable de comerciales y dirección de programas en Unión Radio y Cadena Azul. Es precisamente Pumarejo el promotor de la introducción de la televisión en Cuba, cuya primera transmisión se produce en 1950, como tercer país en América Latina, después de México y Brasil. (…) En la Cuba Republicana, hacia 1951, los intelectuales de izquierda deciden fundar una asociación en la cual la inquieta joven Mirta forma parte. Fue la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, la cual agrupó a los intelectuales y artistas de avanzada más representativos de la cultura cubana del momento. Esta sociedad es hasta hoy considerada germen de lo mejor de la cultura cubana revolucionaria.

Junto a estas inquietudes artísticas le llama poderosamente la atención el fenómeno de la publicidad. En la Cuba norteamericanizada de los 50 el negocio de la publicidad es uno de los más rentables: múltiples agencias, la mayoría con dueños estadounidenses, afloran por doquier. Hacia 1954 Mirta es redactora en el departamento de publicidad de Crusellas y Cía, una de las más importantes publicitarias en Cuba. En este contexto abundaron también las escuelas privadas de publicidad: Mirta matricula en una obteniendo en 1955 la categoría de Profesional de la Publicidad y está entre los fundadores de la Asociación Nacional de Profesionales Publicitarios Cubanos. En 1958 tiene la oportunidad de estudiar publicidad en McCann-Erickson International de Nueva York, la cual tenía su sucursal en la Habana. Un año después funge como miembro del jurado de Mensajes Comerciales por Radio de la Asociación Nacional de Publicitarios y Propagandistas.

Hacia 1959 ya es acreedora de su primer premio, obteniendo el Gran Premio de Honor, en un Concurso Nacional de Anuncios, por la campaña de un nuevo reparto urbano que se construía en las afueras de la Habana, Alamar, otorgado por la Asociación de Anunciantes de Cuba. De esta manera la década del 50 trascurre para Mirta entre la radio, la televisión, el teatro y la publicidad.

Al triunfo de la Revolución en Cuba en 1959, se suceden cambios radicales en muy poco tiempo. Entre ellos la intervención de los negocios con capital norteamericano. Las agencias publicitarias no quedaron fuera de esto, comenzando el proceso por las que sus dueños abandonaron el país. Mirta desde el propio año 59 fue nombrada asesora de los interventores y posteriormente interventora en lo relativo a la televisión y las publicitarias. De modo que entre 1959 y 1960 su principal labor transcurre interviniendo estas compañías y organizando el trabajo de todo el personal cubano que trabajaba en ellas y ahora pasaba al control estatal.

A idea de Mirta los diseñadores gráficos de las dispersas agencias publicitarias se concentran en lo que fuera el edificio de Radiocentro, a lo que se le llamó entonces Consolidado de Publicidad. Precisamente a este Consolidado se le encargó en 1960 el diseño y ejecución de la primera gran campaña de carácter social de la Revolución, la Campaña de Alfabetización. La magnitud e importancia histórico social de la tarea alfabetizadora reclamaba una campaña publicitaria y una acción gráfica diferente a las hechas hasta entonces. Al frente del equipo técnico seleccionado para esto estuvo Mirta Muñiz. (…)

A finales de 1960 se disuelve el Consolidado de Publicidad; entonces Mirta concentra su trabajo en la televisión, ocupa varias responsabilidades, entre ellas jefa de divulgación, también dirige programas dramáticos e infantiles, a la par que imparte clases sobre comunicación.

Otra labor fundamental por la importancia económica que el tema revestía para Cuba fue la relacionada con la dirección del Equipo Técnico de la Campaña de propaganda para las zafras 69 y 70, para la cual crea un lema muy conocido por aquellos años: «Azúcar para crecer».

La década del 70 la comienza como Jefa del Taller de Propaganda del Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR). Allí crea el lema «Siempre es 26», que hasta hoy se utiliza (la frase fue tema de una conocida canción de la nueva trova cubana) para la Campaña del 20 aniversario del Asalto al cuartel Moncada. Como en su vida profesional siempre ha sido capaz de simultanear varias responsabilidades, entre 1963 y 1975 fue directora de la Comisión de Divulgación del Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam, Laos y Cambodia.

También en esta década es directora de orientación y comportamiento del mercado del Ministerio de Comercio Interior, funda y dirige la publicación Magacín, dicta conferencias sobre publicidad en diversos organismos, a la par que imparte clases sobre el mismo tema en la Facultad de Periodismo y es profesora invitada para el curso de Comunicación Social en Facultad de Psicología, ambas en la Universidad de La Habana. En 1989 le fue otorgada la categoría docente de profesora invitada de la Universidad de La Habana.

En la década del 80 además es jefa de promoción y propaganda de Comercial Muralla, jefa de divulgación de la Organización de Solidaridad con los pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL) y directora de su revista Tricontinental. También funda y dirige la revista La Nación Cubana, de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

En 1989 funge como presidenta de la Comisión Organizadora del Primer Encuentro de Propagandistas y Publicitarios, auspiciado por la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Es seleccionada presidenta de la Comisión Gestora de la Asociación de Publicitarios y Propagandistas y presidenta del Primer Encuentro Nacional de Propaganda y Publicidad.

En 1991 surge la Asociación Cubana de Publicitarios y Propagandistas y Mirta resulta elegida vicepresidenta en el Primer Congreso, siendo reeligida en 1995. Mientras que 1999 ya es la presidenta de dicha Asociación Nacional, la misma cambió su nombre por Asociación Cubana de Comunicadores Sociales. A partir de aquí su labor profesional ha sido muy intensa como jurado en eventos nacionales, conferencista en Cuba y en el extranjero, editora de libros, autora de otros, presentación de sus libros en Cuba y el extranjero, representante de la editorial australiana Ocean Press, asesora de la Cámara de Comercio de Cuba y dirige su revista Cuba Foreing Trade, consultante en la universidad.

En 2001 se jubila, pero sus quehaceres profesionales no cesan: continúa realizando trabajo honorario en campañas de publicidad, solidaridad, docente y como creativo independiente.

En su fructífera carrera la investigación no ha quedado atrás; entre sus principales publicaciones sobre el tema de la publicidad se destacan:
Voz e imagen de una publicitaria, Instituto del Ministerio de Comercio Exterior, Cuba, 1998.
La publicidad no es un anuncio, Editorial Pablo de la Torriente, Cuba, 1998.
Schrei an die Wand (Libro sobre Carteles de la OSPAAAL), Introducción al libro, Sindicatos Alemanes, 2002.
La publicidad en Cuba, mito y realidad. Editorial Logos, Cuba, 2003.
El cartel cubano, Editorial Nuestra América de Argentina, presentado en la Feria del Libro de Buenos Aires y de Santo Domingo en 2003 y en la Feria de La Habana de 2004.

Entre 1996 y 2004 recibió ocho premios como directora creativa del Stand de Brascuba en la Feria Internacional de La Habana. También recibió los siguientes galardones:
• Premio Espacio por la obra de la Vida que otorga la Asociación Cubana de Publicitarios y Propagandistas, 1997.
• Sello 50 años de la Televisión Cubana, 2000.
• Premio Espacio por el Laminario «Romper el Silencio» 2002.
• Gran Premio Espacio a la campaña de Lanzamiento de los Cigarrillos Cohiba, 2003.
• Reconocimiento de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, otorgado por el Consejo Universitario considerando «sus aportes a las letras cubanas y latinoamericanas», 2003.
• Medalla Tocororo de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales 2005.
• Premio de Investigación de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales 2005.
• Premio por la dirección creativa del Stand de Brascuba en el Pabellón de Agropecuaria de Expocuba.
• Premio como directora creativa de Stand de Brascuba en el Festival del Habano, durante seis años consecutivos (2001-2006).
• Premio Nacional de Televisión por la obra de toda la vida, 2011.

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