(ARGENTINA) – Hace poquito que, desde PRIMER BRIEF, fuimos testigos del nacimiento de la primera escuela-agencia: Freestyle, by Brother. Incluso dejamos testimonio de su primera campaña como agencia. Ahora queríamos saber aún más de qué trata esta nueva experiencia, así que hablamos con Diego Castillo, cofundador de Freestyle, para que lo explique con sus palabras. Así que acá la tenés: Freestyle, un nuevo concepto de escuelagencia, en primera persona.
Diego Castillo, cofundador de Freestyle (Foto: Composición PB sobre gentileza DC).
—¿De dónde nace la idea de Freestyle?
—Nace por varias razones. Antes que nada, por una necesidad personal mía y de Mauro Suárez, director general de Brother. Después de catorce años con Brother, de abrir sucursales en doce países distintos, de llevar el Superchool Weekend a las principales ciudades de Latinoamérica, a Los Ángeles, a Miami y a Barcelona, de ver cómo miles de ex alumnos se desparramaron por agencias de todo el mundo, de ganar premios en todos los festivales importantes, de ser elegida tres veces consecutivas Escuela del Año por el Círculo de Creativos Argentinos, de ganar una medalla de oro en Cannes Lions, necesitábamos definitivamente armar otra cosa. Pero no me refiero a un desafío a lo grande, sino más bien de volver a las raíces. E internamente también sentíamos que nuestra gente estaba esperando que hiciéramos algo nuevo, donde ellos también pudieran participar. Con el correr de los años, Brother fue creciendo muy rápido y se fue alejando del concepto inicial de aquella pequeña escuela que nació en un garage, y nuestro trabajo se fue moviendo un poco hacia la parte empresaria, por lo que naturalmente fuimos perdiendo algunas cosas por el camino, como el cara a cara con los alumnos logrando una relación un poco más personal. Es la misma diferencia que hay entre trabajar en una agencia boutique en la que todos se conocen y hay una magia especial y trabajar en una agencia gigante donde hay 200 creativos sacando avisos como locos y donde apenas conocés a tu dupla.
—Clarísimo: Brother necesitaba un nuevo escalón. ¿El mercado también?
—Justamente: también detectamos una necesidad del mercado. Después de catorce años en este negocio, consideramos que las estructuras clásicas de las escuelas de creativos están agotadas y se están copiando a sí mismas: los alumnos hacen los mismos avisos año tras año, todos tienen las mismas carpetas con los mismos trabajos. Los chicos ya no forman un estilo propio, sino que salen con un estilo institucional, de ahí que vemos carpetas idénticas paseando por las agencias. Hoy la publicidad va demasiado rápido como para seguir un programa de estudio, por lo cual todo va quedando un poco viejo. No hay una renovación ni actualización de los contenidos y la mayoría se queda en fórmulas y la vieja promesa de “vení a hacer la carpeta y salí a buscar agencia en seguida”. No va más eso, no pasa. En Brother estamos actualizados y tratamos de hacerles llegar a los alumnos lo último, lo nuevo, lo que vende, lo que gusta, lo que gana, y porque tenemos un programa flexible nos podemos dar el lujo de cambiar y adaptar los cursos a toda velocidad, casi mes a mes. Somos una escuela vanguardista que propone y nuestros profesores no están sentados esperando a ver qué es lo que viene o qué hacen los demás para seguirles el tren. Nos gusta proponer, liderar, y generar cultura. A lo largo de los años Brother en sí, entre todas sus sucursales, ha logrado generar un movimiento cultural interesante. Sabemos que somos la base de la pirámide, somos parte de esta industria y asumimos nuestra responsabilidad: ojalá algún día el medio nos lo reconozca.
—Bueno, a esta altura resulta inevitable preguntarse qué ocurre con la gente.
—En los últimos años nos dedicamos más a escuchar que a hablar. Y nos dimos cuenta de que ahí, entre las sombras, se fue formando una nueva categoría de creativos: los frustrados. Los creativos no publicitarios, los que no son fans de las agencias, los que no trasnochan para hacer un aviso, ganar un premio o hacer toda una carrera en publicidad. Hay miles de chicos a los que les gusta la creatividad, pero para quienes hacer avisos en una agencia no es un objetivo principal, y lamentablemente no había un lugar para ellos hasta ahora. La mayoría entraban a una escuela de creativos por descarte, pero a mitad de camino se frustraban, justamente porque no podían llevar a la clase sus proyectos no publicitarios, no entraban en ninguna categoría de ningún programa de ninguna escuela. Fue así que después de un par de años de búsqueda llegamos a esta idea.
—¿Cuál creés que es su ventaja diferencial?
—La principal es que Freestyle está planteada desde otro lado. Es una escuela de creativos publicitarios, pero también es una escuela de creativos no publicitarios, una escuela de curiosos, de emprendedores, de fanáticos, de inquietos, de soñadores. Cada alumno elige lo que tiene ganas de hacer, ya sea especializarse en alguna categoría publicitaria como TV, gráfica, radio, vía pública, digital, mobile, innovación, etcétera, o desarrollar su propio proyecto no publicitario, sea cual fuere. Simplemente no hay un programa de estudio donde el alumno tiene que cursar obligado durante todo un año cosas que no le interesan; en Freestyle cada uno elige libremente lo que quiere cursar y recibe a cambio una enseñanza personalizada durante tres meses. Ahí afuera hay muchos chicos con proyectos a medias, con ideas sin aterrizar, con carpetas sin terminar, con casos sin armar, con cosas interesantes que quieren llevar a la realidad. La idea es sacar todas esas ideas a la calle y que no mueran en una carpeta. Por eso en Freestyle tenemos una productora que trabaja codo a codo con los chicos ayudándolos en los procesos. Podemos decir que Freestyle es el master de Brother, para gente que ya tiene una base creativa y ahora quiere exprimirla profesionalmente.
—¿Cómo funciona la escuela dentro de la agencia?
—Freestyle es una escuela pero también es una agencia donde los alumnos, optativamente, pueden trabajar con los clientes que tenemos. Actualmente estamos produciendo campañas para Estados Unidos, España, Argentina y Uruguay. Como en toda agencia esos proyectos tienen un brief, un presupuesto, una fecha de presentación al cliente, producción y publicación. Luego van a los festivales. Es la primera escuela de creativos del mundo que tiene una agencia adentro, con clientes y productos reales.
—Brother ya viene arrasando como escuela. ¿Qué más pueden darles ustedes a los estudiantes?
—Creo que lo mejor es sinceridad, decirles la verdad acerca de esta profesión y seguir siendo fieles a nuestros principios, porque por eso la gente nos elige. Nunca cambiamos, nunca priorizamos el negocio a la educación. Los chicos están cansados de que les mientan, de las falsas promesas, hay mucha desilusión, y una diferencia muy grande entre las escuelas y el mundo real de las agencias. Así que cuando encuentran a alguien que les dice las cosas tal cual son, es lógico que se sientan cómodos. Nosotros tenemos muy claro hacia dónde vamos y nunca nos desviamos del camino. Como siempre decimos, formamos buenos creativos, pero mejores personas, y queremos seguir así.
—¿Talento, trabajo o ambos?
—Talento y trabajo. Los dos son necesarios.
—Si tuvieras que darle un consejo a alguien que recién empieza en la publicidad, ¿cuál sería?
—Le diría que se rodee de gente buena.
Para más info sobre Freestyle podés escribir a latinoamérica@brotherad.com, a comercial@brotherad.com o a coordinaciónbuenosaires@brotherad.com. Si no, entrá en www.brotherad.com. Son sólo 10 lugares y el cierre de inscripciones es el 20 de diciembre.
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