(BRASIL) – Gus Machado es un creativo brasileño que hoy vive en Chile y trabaja como director de arte en la agencia 10:10, pero antes pasó varios años en la Argentina, donde trabajó en Ponce Buenos Aires y en Dentsu. Antes, en Brasil, desde 2007, trabajaba como redactor, y por eso ahora se arriesga a escribir en castellano. Pero no sobre publicidad. Sobre eso ya hay mucha gente buena escribiendo. Prefiere escribir sobre la bravura del proceso creativo y el universo cultural alrededor de eso. En la nota de hoy, Gus nos hace entender que caer en inseguridades o lugares oscuros, siendo creativo, es más normal de lo que parece. Él mismo da su perspectiva sobre algunos de los puntos más comunes en los que se suele caer y comparte sus consejos y material para que te motives y creas en lo que amás hacer.
Cat: Where do you want to go?
Alice: I don’t know.
Cat: Then it doesn’t matter which way you go!
POR GUS MACHADO
Estudió en la Universidad Tiradentes y en Brother Buenos Aires
Redacción especial para PB
Hace unos diez años, el simple hecho de nombrar las palabras Dalai y Lama me causaba gracia. Lama en portugués significa mugre. Y Dalai, para mí, significaba otro gurú espiritual con algún otro discurso genérico.
Me generaba rechazo escuchar títulos de libros suyos como El arte de la felicidad, o incluso de otros escritores best sellers: como pensaba en ese momento, su mensaje de éxito era una profecía que sólo se realizaban con ellos mismos.
Poco a poco, y con la excusa de que hay que conocer algo a fondo para destrozarlo con propiedad, me puse a leer lo que decía el monje budista. Y este fue el primero de los muchos autores que, si bien no lograron que perdiera totalmente la desconfianza con todos los escritores que se venden como capaces de curar las angustias humanas, fueron capaces de mostrarme que, en la cosecha de filósofos, gurúes espirituales, psiquiatras y psicólogos hay gente realmente comprometida con investigar las causas y soluciones para nuestros dolores.
Además, no podría negar el poder que tienen una obra creativa, una novela o una película, por ejemplo, que a través de un personaje o una situación con la que nos identificamos nos brindan aliento, motivación y esperanza.
Aún entendiendo racionalmente el valor del consejo, el discurso de autoayuda, presente en tres de cada cuatro clases de creatividad que frecuentaba, me ponía un poco incómodo, avergonzado. Es difícil cambiar un prejuicio y no podía aceptar que había viajado casi cuatro mil kilómetros, de mi ciudad a Buenos Aires, para escuchar a un profesor que a veces se parecía más a un “Lama”.
Hasta que, un día, una frase de la novelista estadounidense Erica Jong llegó hasta mí:
“Everyone has talent. What’s rare is the courage to follow it to the dark places where it leads.”
(Todos tienen talento. Lo que es difícil es tener el valor para seguirlo hasta los lugares oscuros a los que te lleva).
Hay lugar para todos en los lugares oscuros.
Como alguien que decidió hacer caso a su talento, estos lugares oscuros me son familiares: el miedo al fracaso, la autoduda, el fin de mes refregándote en la cara la estabilidad financiera de profesiones más tradicionales, la preocupación de la familia que, en el afán de que tengas “un futuro”, te carga con presión; la lista es infinita. Y los lugares oscuros, por lo menos, son generosos. Hay uno especial para cada persona.
Cuando me di cuenta de que haber elegido ser creativo, mas allá de toda la satisfacción de hacer aquello que nací para hacer, me obligaba a equilibrarme en una cuerda trazada con mis propias dudas y miedos, entendí los tintes de autoayuda que tenían algunas clases de creatividad. Y lo necesarios que eran.
Por todo esto, la nota de hoy está dedicada a los lugares oscuros de una persona en particular a quien quiero mucho y que tuvo la generosidad de compartirlos conmigo y dejar que yo opinara. Al terminar de contestarle el email, me di cuenta de que, aunque parezca autoayuda, encarar los miedos de otra persona nos puede ayudar con los nuestros.
Así que los invito a un viaje por cuatros lugares oscuros de una persona creativa y les cuento cómo yo, en plan “Dalai”, los encararía:
1- TENGO MIEDO A NO TENER UN TÍTULO
En mi opinión personal, un título no prueba nada. Mucha gente buena y competente no tiene título. Lo que pasa es que mucha gente buena tiene que trabajar bajo el mando de mucha gente muy formal. Y esa segunda clase de gente se fía mucho más en lo que podés probar que en lo que realmente sos. Por ahí, para quien te contrata, tener un nivel superior es importante.
En creatividad no es para nada necesario un curso superior. En otros campos del conocimiento, sí, es imprescindible. Contrataría a un artista sin diploma, pero nunca iría a curarme un resfriado con un médico que no se recibió.
En teoría, la carrera es algo molesto que uno hace para tener ese badge, ese “sellito de calidad” que te exigen en una empresa. Eso, todo en la teoría, porque en la práctica es mejor de lo que parece. Aprendés un montón, conocés gente, hacés amigos, que en el futuro te indican para algún proyecto que te interese. O quizás descubrís una vocación que ni sabías que tenías. Yo hice teatro, dirigí un documental, descubrí que me interesaba el diseño. Tengo una amiga que descubrió que quería ser actriz y hoy es actriz y conductora de un programa de tele. Es un período para probarse, y si lo encarás de este modo, pasa más rápido de lo que pensás.
La carrera es especialmente incómoda si tu formación intelectual es un ejercicio independiente, si no dependés de una indicación de un profesor para investigar un tema de tu interés.
Por fin, la carrera que elijas seguir importa poco. Sabemos que vas a trabajar con algo que tenga que ver con creatividad y, en ese campo, la multidisciplinariedad es muy importante. Así que no te angusties eligiendo. Hay cosas sobre disciplina y sobre aprender a estudiar que me parecen más importantes en la universidad que los contenidos en sí mismos.
2- TENGO MIEDO A PERDER TIEMPO
La idea de tiempo perdido es relativa. Te asusta cuando te das cuenta de la cantidad de gente que, con 20 años, inventó una app, una startup exitosa, una red social que la pegó, o que “revolucionó” el mundo de la música (sólo por las próximas cuatro semanas)… pero esta es una de las ilusiones de la modernidad. Alimentada por la cultura de la inmediatez en la que vivimos. Películas, libros, charlas TED y muchas otras historias que nos muestran los logros en pocos minutos nos hacen creer que las conquistas se dieron así de rápido. Y nunca es así. La inmediatez es un problema generacional nuestro. No digo que perdamos por completo nuestro miedo de perder tiempo: un poco de apuro está bien. Digo que estamos perdiendo tiempo teniendo miedo a perderlo.
«Maybe it’s my fault», de Michael Jordan.
3- TENGO MIEDO A TRABAJAR DE LO QUE NO ME GUSTA
Es un lugar oscuro súper razonable. Sigo creyendo que no se debe trabajar de lo que no se disfruta. El mundo no lo merece. La gente que trabaja en cosas que le gustan es infeliz y transmite esa infelicidad a la gente con quien tiene que lidiar diariamente. En mi opinión, es lo que pasa con parte de la gente de los empleos públicos de los países donde estuve. Quizás cobran más que yo, pero no están motivados ni felices, y por eso tratan con desprecio a quienes necesitan su ayuda. Si tenés miedo de no trabajar en lo que te gusta, simplemente enfocate en trabajar de lo que te gusta. Acá hay solo una excepción.
Si para trabajar de lo que querés, tenes que pasar un tiempo trabajando de lo que no te emociona, hacelo y encará este trabajo como una preparación, como una necesidad.
Conozco muchas historias que se dieron de esta forma: un redactor que fue enfermero por mucho tiempo hasta empezar otra vez como trainee en una agencia, una creativa de una agencia internacional que fue mesera en la Argentina para pagar su curso de creatividad, una profesora universitaria que arrancó limpiando casas. Algunos tienen el privilegio de contar con el apoyo financiero de su familia; otros, no; pero en las carreras creativas es verdad que muchas veces uno tiene que prepararse financieramente antes de meterse a hacer lo que le gusta. ¿Por qué es así? Porque, al contrario de otros rubros que son estructurados, que ya tienen todo armado (el hospital donde vas a trabajar, el ministerio donde vas a atender, el consultorio donde recibirás a tus pacientes), en las carreras creativas cada profesional descubre cómo irá a actuar e incluso les toca hacer muchos trabajos gratis por pura exposición.
4 – TENGO MIEDO A LA MIRADA AJENA SOBRE MI CARRERA
El filósofo alemán Nietzsche –y, no por coincidencia, fanático del budismo– tiene dos poderosos aforismos para combatir la mirada ajena y su intento de desviar la nuestra:
«Cuanto más se eleva un hombre, más pequeño les parece a los que no saben volar”.
Puede ocurrir que los otros no entiendan nuestro vuelo. Y es que no tienen que entenderlo: no siempre, no al principio, no si no están involucrados. No hasta que logres todo por lo que luchabas y tus resultados sean tangibles. Otro cliché del universo es que no debes hacer nada en búsqueda de reconocimiento. Este dicho, digno de una quinceañera, como muchos de los dichos del propio Nietzsche, es más fácil de decir que de hacer, pero contiene una valiosa verdad.
El otro aforismo es:
“Aquellos que eran vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música”.
Los otros te van a presionar porque no te van a comprender. No tengas miedo, porque eso va a pasar. No debés dejar que te condicionen.
No quiero decir que no escuches consejos: ¡al fin y al cabo, esta nota termina por ser un gran consejo! Escuchalos. Pero quedate solamente con aquellos que sabés que, en el fondo, son verdaderos. No podés mentirte a vos mismo. Cuando alguien te aconseja algo, vos sabés cuándo es válido y cuándo el otro simplemente no sabe volar o no escucha la misma canción que vos.
PEQUEÑA LINTERNA
Estos son algunos de los infinitos lugares oscuros con los cuales tu talento te va a hacer cruzar. Y este es mi esfuerzo por prender una pequeña linterna para que nos sea más fácil cruzarlos. No se trata de La Iluminación, con letra mayúscula, como seguramente te aconsejarán el Dalai Lama o algun otro gurú; pero sí una llamita, lo suficientemente fuerte como para que no dudemos y sigamos con el desafío de vivir y trabajar de lo que nos gusta.
¿Y vos? ¿A qué otros lugares oscuros te manda tu talento y cómo los enfrentas? Sé parte de la conversación, compartiendo la nota o mandándome tu opinión a mi email, gustavoadolfo@gmail.com.
¡Gracias!
Links que te pueden ayudar a comprender nuestra generación, sus rótulos, retos, talentos y lugares oscuros:
• The hipster is dead, and you might not like who comes next (primer artículo en hablar de una nueva subcultura, los Young Urban Creatives, o Yuccies).
• The new greatest generation (polémico e influyente artículo de la revista Times sobre nuestra generación y nuestras urgencias).
• Videos de la agencia Box1824 sobre la forma en que nuestra generación encara el trabajo y el rol que él ocupa en nuestras vidas:
– All work and all play
– We all want to be young
Categorías: Let My Head Blow Up