(ARGENTINA) – Cecilia Chechu Pérez es redactora, columnista de PB y creadora del proyecto Coach del Publicitario. Con una carrera que desde 2005 incluye el paso por ADN, Dentsu y Young & Rubicam, más algunos premios como un león de Cannes en 2011 y premios en El Ojo de Iberoamérica y en el FIAP en 2012. Este mes Chechu apela nuevamente a su historia de vida profesional y te dice: no bajes los brazos ¡ni las alas!
Como tantas veces en la historia de la humanidad –y de la publicidad– un accidente puede dar origen a algo genial. Podés comprobarlo con el comercial que Chechu seleccionó para vos cuando termines de leer todo lo que tiene para decirte hoy.
POR CHECHU PÉREZ
Licenciada en Publicidad por la UAI, también formada en Underground y en la Escuelita
Redacción especial para PB
Existe un momento en que las cosas no salen bien. Uno, en los festivales creativos, ve que un compañero equis metió una ideíta en un mes y listo, ya lo consiguió todo. Ahora, ¿qué pasa si uno no es esa persona?
Yo solía pensar que a las otras personas todo les salía mejor que a mí. En algún momento atribuí esa especie de responsabilidad a “mi mala suerte” y simplemente me rendí. Lo que la mayoría de la gente no sabe es que cuando me contrataron en blanco en la agencia en la que me quedé más tiempo (más de tres meses) apareció una agencia creativa que era el sueño de cualquier junior. Vieron una idea mía en la escuela y me consiguieron una entrevista. Voy, me reúno con su director creativo y el tipo me dice algo que jamás pensé que escucharía: “Me encantan tus ideas. ¿Cuándo podrías empezar?”. A simple vista, se podría pensar que en esa reunión había logrado mi sueño de entrar a una agencia realmente creativa y de renombre. Listo. Lo que quizás no dije (ni yo, ni ningún otro creativo) es que a cambio me pedían estar gratis un año y medio más, por lo menos… Repaso, la agencia que me había puesto en blanco me hizo trabajar antes otro año y medio sin pagarme más que $100, y ahora, en la «agencia soñada», me ofrecían volver a esa condición.
Y la duda era «¿qué hago? Tengo delante de mí la oportunidad enorme de haber conseguido esto con un sacrificio marca cañón, pero si agarro la oportunidad no voy a tener para comer, para viajar con libertad y no estar tan ajustada a fin de mes o pidiéndoles a mis viejos que me tengan más paciencia» (ya habían aguantado los casi dos años en la otra agencia y les estaría pidiendo duplicar ese aguante). La verdad, fue dificilísima la situación, porque en ese momento pensé “me quedo con lo de siempre o me la juego a romperla, ¿corriendo el riesgo de vivir del aire?”. Creo que en ese momento todos mis amigos creativos ya estaban en agencias más respetadas y yo seguía ahí, sin saber cómo salir de eso. Y la verdad es que finalmente dejé ir a la agencia soñada –que además quedaba a dos horas y media de mi casa y, al no pagarme los viáticos, tampoco tenía cómo llegar todos los días– y fue la decisión más difícil que tuve que tomar.
En ese momento sentí que me había estancado para siempre. Que jamás tendría otra oportunidad y que mi mala suerte me había conquistado para siempre. Sabés lo que lloré ese fin de semana, ¿no? Me preguntaba por qué las oportunidades eran tan injustas o por qué venían enfrascadas en un quilombo más grande. Y lo que quiero decir con la columna de hoy es que el camino del creativo es caerse casi de forma permanente. Sé que en los eventos eso no se ve, o no te lo dicen, pero si sentís que estás estancado y no sabés qué hacer, te doy una buena noticia. Es normal que te pase. Todo lo que me pasó, desde esto hasta el momento en el que estuve en el equipo creativo que ganó un león de Cannes, fue lo que hizo que hoy pueda ayudar a personas en tu misma situación.
Esta semana se estrenó este comercial increíble que me hizo sentir que alguna vez fui ese personaje que no podía volar…
#DoWhatYouCant. (Hacé lo que no podés). El lúdico e inspirador comercial que Leo Burnett Chicago creó recientemente para el lanzamiento del nuevo ‘Samsung Galaxy S8’ y sus gafas de realidad virtual, ‘Oculus Rift’. Dale play y volá.
¿Qué hizo ese avestruz para lograrlo? No se detuvo nunca. Porque sabía qué quería y qué lo hacía feliz. ¿Acaso vos también estás en ese momento de mirar el cielo de lejos? Escribime, quizás pueda ayudarte: soporteparacreativos@outlook.com.
Saludos y hasta la próxima columna.
Chechu
Categorías: Coach del Publicitario