Guts, las de Charles Bukowski

(ESTADOS UNIDOS) – El poeta maldito. El profeta de los callejones sin salida. El tantas veces vencedor-vencido boxeador de bares. El hombre que supo decir “If you’re going to try, go all the way; otherwise, don’t even start”. El de las tremendas agallas.


El afiche de una presentación de Bukowski en vivo en la primavera de San Francisco.

 
POR RAMIRO SMITH ESTRADA
Especial para PB
(Fotos: Gentileza RSE y archivo web)

 
Después de haber trabajado de todo lo que pagara siempre el salario mínimo, después de 15 años en el servicio postal, de fábricas y de talleres, el hombre nunca dejó de escribir, nunca bajó los brazos; no por fama, no por dinero, sino porque no sabía hacer otra cosa.

Descubrió su vocación de muy chico, en un hogar opresivo con un padre violento y una madre ausente. Un acné adolecente marcó el inicio de sus dilemas con el sexo femenino —al que nunca dejó de escribir, de buscar—; pero, sobre todo, el inicio de su incansable búsqueda de afecto, compañía, amor, eso que sin vergüenza, decía, nunca había tenido de chico.

Hay que saber encontrar al hombre detrás de la botella, el que alguna vez dijo “l got feelings too… You know”. El que se nos muestra en poemas como The shower, donde más que narrarnos, nos cuenta —como si fuéramos un amigo— una detallada escena de una ducha compartida con esta mujer sin nombre: “Then I get the backs of the legs, the ass, the back, the neck, I turn her, kiss her, soap up the breasts, get them and the belly, the neck, the fronts of the legs, the ankles, the feet, and then the cunt, once more, for luck…».

La intimidad supera lo burdo, y, donde hay intimidad, hay afecto, cariño, respeto.

Charles Bukowski (Andernach, 16 de agosto de 1920 – Los Ángeles, 9 de marzo de 1994) es más que un escritor maldito. Es un escritor de sus tiempos y pasatiempos, superado por la locura mostrada en los diarios y la televisión; superado por lo burdo y lo banal que, como un Zaratustra moderno que huye a la montaña incomprendido, elige los hoteles baratos de un Los Ángeles decadente, busca su propia paz en el fondo de una botella y, cuando alcanza la fama, no se olvida de quién es ni de burlarse de sí mismo, porque, como el mismo dijo: “You know..the young blondes with the tight pussies came too late, the cameras came too late… I’m too strong…I’ve been toughened up at the right time and the right place”.

Si algo nos dejó fue su sencillez, su crudeza, su profunda sensibilidad, su falta de miedo para decir que llora, pero que también te caga a trompadas. Una simpleza que es imposible de explicar para un tipo que no le habla al intelecto: le habla a lo que en inglés se llama “guts”, agallas, estómago, a tus entrañas les habla, ahí se siente Bukowski.

Nunca me dejó solo: me encuentro volviendo a él cíclicamente, como un adicto que nunca puede terminar su romance con la droga, como una ex novia a la que siempre volvés a llamar. El está ahí, te dice las cosas como son, sin vueltas, porque, como bien dijo : “Its when you look for meaning that you get confused”.

Por el más grande poeta de los últimos tiempos… ¡SALUD!

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