AAP#008: El fin del comienzo

(ARGENTINA) – Roberto Pollio termina cada año entregando a sus mejores alumnos un premio muy personal: los Huevos de Pollio. Por eso, haber sido designado el martes —en el acto de colación de la camada 2012 de la AAP— el mejor profe de la especialización de Dirección de Arte lo hizo sentir que, de algún modo, el círculo finalmente se cerraba… aunque está claro que volverá a abrirse, y a cerrarse, y a abrirse… Director de arte y profe de la AAP, Pollio sostiene que la publicidad se aprende y se hace de mucho más que de ver publicidad. ¡La inspiración está en todos lados! Por eso, todos los jueves The Lord of the Links trae una Asociación Absolutamente Personal (AAP). La idea es comprobar, con ejemplos pequeños y simples, que todo está interconectado y que, como creativos, nuestra misión es no dejar pasar nada: probarlo, devorarlo e incorporarlo para, como decía Eugênio Mohallem en su Manual del trainee, cargar la batería durante toda la vida.


Después de varios años premiando a sus alumnos con sus Huevos de Pollio (derecha), ayer el autor de esta sección recibió de parte de la AAP, pero elegido por los chicos, el premio al mejor profe de la especialización de Dirección de Arte (izquierda): pura emoción y sensación de retorno.

 
POR ROBERTO POLLIO
Director de arte y profesor de la AAP

 
SOUNDTRACK DE LA NOTA

«Neverending story», Limahl, 1984.

 
El martes se realizó el acto de colación 2012 de los alumnos egresados del Instituto Superior de Publicidad, perteneciente a la AAP (Asociación Argentina de Publicidad) y, aunque hasta ayer no lo tenía tan claro, el post de esta semana estaba cantado. Voy a darles mis razones.

Por el lado de los alumnos, es más que evidente que recibir un título es llegar a una meta pero a la vez implica comenzar un nuevo trayecto, por lo cual me pareció que este título resumía con maestría esta instancia de la vida de, ahora se puede decir: nuestros colegas. El fin del comienzo es el título de un cuento del increíble Ray Bradbury (el próximo 5 de junio va a cumplirse un año de su desaparición física… de este planeta).

Por el otro, como profe, los sentimientos siempre son de los más variados, ¡como imagino lo fueron para los chicos que recibían el martes su título! Esos sentimientos van desde la alegría, pasando por el orgullo, pero (al menos en personalidades como la mía) también, como en toda despedida, por la melancolía. Así que ahí tenemos otra razón, porque causalmente el cuento pertenece a una de las tantas antologías de Bradury, titulada Remedio para melancólicos (1960).

Pero ustedes se preguntarán ¿y el remedio? Bueno, los alumnos supieron darme una «pastilla» que puede curar la melancolía y muchas cosas más, se lo aseguro. Muchas gracias, chic@s.

Si hablamos de continuidad y profes/alumnos, es casi obligatorio traer a colación una comparación que suelo hacer en clases, en la que pongo a los alumnos en el lugar de Pokémons, o sea, pequeños monstruitos a los cuales entrenamos para las distintas batallas. Para aquellas que se libran día a día, aprendiendo en la etapa de alumnos y, por supuesto, las otras (las más importantes), las que tienen que enfrentar los que salen a pelear ahora por un lugar en el mundo de la publicidad. Me parece una comparación muy positiva, ya que el aspecto bélico del que se habla está permanentemente rodeado de lo lúdico, cosa que me parece fundamental en esta profesión y cualquier otra, ya que está demostrado que divertirse es la mejor forma de llevar adelante satisfactoriamente una empresa difícil. Obviamente, cuantos más combates ganados tengan, más rápido evolucionarán, y por supuesto, como en cualquier juego, cada uno tiene sus propios niveles que superar. Pero no tengo dudas de que el martes, como en toda graduación, ¡muchos dejaron de ser Pichu para ser Pikachu!

Por último descubro que me encuentro hablando de fines y comienzos, comienzos y fines; en definitiva, ciclos. Y lo hago justamente en el post número 8. Y me pregunto, ¿hay algo más parecido al infinito que ese número, el 8? Como decíamos la semana pasada, todo es cuestión del punto de vista. Así que giremos nuestras cabezas por un momento y transformemos este 8 en la cinta de Moebius. Seguramente la habremos visto utilizada como símbolo del infinito en mil y una piezas, pero después del año 2000, cuando la agencia sudafricana TBWA Hunt Lascaris ganó un león de plata en Cannes con esta genialidad para comunicar la duración de las lapiceras Bic, quedó demostrado que no había más nada para hacerse con este recurso.


«Infinity», de TBWA Hunt Lascaris para Bic: plata en Cannes 2000.

Se lo dije: la AAP de hoy ya estaba hecha, como las ideas: siempre están ahí, soplando en el viento. Sólo que hay que animarse y salir a buscarlas. Y mantenerse hambriento y loco, como recomienda el querido Steve en su admiradísima conferencia en la Universidad de Stanford.


Fue en 2005, un año después de que a Steve Jobs le detectaran su primer tumor en el páncreas («¡Yo ni siquiera sabía qué era el páncreas!», bromea en un momento): verlo después de su muerte en 2011 resulta especialmente emocionante.

 
Ad infinitum ¡y más allá! Nos vemos en una semana.

 

★★★★★★★ TLOTL

 
 

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