(PARAGUAY) – Judith Tatiana Sosa Martínez, de nacionalidad paraguaya, es egresada de Brother, habiendo cursado en la institución durante 2014. Hace unos meses escribió un emotivo post en Facebook, ¡que hoy se ve expandido en una nota! Las palabras de Judith hablan sobre Brother como una familia y demuestran otra vez el espíritu que esa escuela saca a relucir en todos. Acercate a escuchar sobre Brother, mborayhu y camadería como ninguna otra.

«La Escuela lleva el nombre de “Brother” porque de verdad cada persona que integra ese lugar se vuelve un hermano para vos», dice Judith Sosa.

 
POR JUDITH TATIANA SOSA MARTÍNEZ
Egresada de Brother Buenos Aires

 
Todavía recuerdo el primer día que entré a la escuela. Y sin importar lo que hayas hecho o seguido, de donde sea que vengas, antes de entrar a Brother siempre te da un poco de intriga querer saber si vas a poder con los desafíos que te den. Es como un miedo pequeñito de no querer fallar en nada y querer hacer las cosas bien en todo momento. Pero miedo que al final se ve totalmente opacado por todas las oportunidades lindas que se van dando y las que, por sobre todas las cosas, te enseñan a desarmarte más la cabeza para mejor.

Y, para tu sorpresa, lo primero que te piden ni bien comienzan las clases es que te equivoques mucho y que no le tengas miedo a eso, porque esa es la única forma de hacer cosas verdaderamente grandes en tu vida.

En mi grupo había compañeros de todos los países. Y a la segunda semana de clases ya te vas dando cuenta de que si la escuela lleva el nombre de “Brother” es porque de verdad cada persona que integra ese lugar se vuelve un hermano para vos, en las responsabilidades y en las jodas también. En las buenas y malas.

Primeramente salís hablando un idioma multicultural porque dominás todos los acentos y jergas que usen tus compañeros. Y tenés la oportunidad de conocer un poco más de todas las cosas lindas que tiene cada país mediante ellos.

Y lo segundo que aprendes en Brother es que en este mundo de la creatividad uno crea sus propias oportunidades, no hay nadie mejor o peor, sino simplemente hay gente que se rompe el alma todos los días en lo que hace. Y te enseñan a darte cuenta de que lo más importante para llegar a ser grande en la vida es primeramente estar seguros de que lo que estamos haciendo es exactamente lo que queremos hacer, porque esa es la única forma de que las cosas buenas fluyan. Y, como bien decía una frase que un día pusieron en la pizarra de la clase, “la vida es demasiado corta para tener el trabajo equivocado”.

Yo consideraría que, para toda persona, Brother es una experiencia necesaria. Primero por las perspectivas que aprendés a tener ahí para manejarte, no solo en el mundo publicitario, sino en el mundo creativo en general. Y segundo porque aprendes a desaprender y darte cuenta de que cada oportunidad es comenzar de nuevo, ahí de cero, todos los días. Y que hay que ponerle garra, amor, pasión y hasta rabia si hace falta, pero nunca dejar de intentar que lo que hacés sea mejor.

Salís de Brother llevando mucho más de lo que tenías en vos el primer día que pisás la escuela, porque volvés a tu país o a tu casa con el cerebro entrenado y el corazón cargado de cosas lindas, de personas nuevas y de unas ganas enormes de brillar en lo que elegís hacer. Y solamente puedo agradecer por haber tenido la experiencia de estudiar en Brother. Porque Brother es una familia y ahora, mi familia también. Un mborayhu (amor) inigualable a todos ellos para siempre.

Estoy agradecida con todos los que conforman la dirección de Brother Escuela, a los profesores que le ponen toda la onda del mundo para enseñarte lo que saben (especialmente a los grossos de Diego Güeler, Juan Rezzonico, Juan Etchegaray y Cristo Oviedo), a Sabri Graña, la coordinadora más buena onda del mundo, y a todas las demás personas que encabezan esta incomparable Institución: gracias por hacer de Brother un lugar en el que te sentís como en casa desde el primer momento.

Judith Tatiana Sosa Martínez, paraguaya y egresada de Brother, dejando su agradecimiento por escrito.