Cerebro: yo te voy a usar a vos; no vos a mí, por Chechu Pérez

(ARGENTINA) – Hoy Chechu se mete de cabeza, adentro de tu cabeza, y te anima a que te tires a la pileta (de cabeza, obvio). Columnista de PB y creadora del proyecto Coach del Creativo Publicitario, Cecilia Pérez es redactora y ostenta una carrera que desde 2005 incluye el paso por ADN, Dentsu y Young & Rubicam, más algunos premios como un león de Cannes en 2011 y premios en El Ojo de Iberoamérica y en el FIAP en 2012.

 

Primer parte de una de las tantísimas —e interesantísimas— conferencias del ya famoso ‘entrenador de cerebros’ Estanislao Bachrach, en la que explica como se comporta nuestra mente ante los cambios.

 
POR CHECHU PÉREZ
Licenciada en Publicidad por la UAI, también formada en Underground y en la Escuelita
Redacción especial para PB

 
En general me encuentro con gente en la vida que sabe que escribo artículos para ayudar a estudiantes de publicidad y que ofrezco canales para responder preguntas, pero siempre me terminan diciendo lo mismo. “Te iba a escribir pero al final no, me dio cosa”. ¿Qué es esa cosa? ¿De qué se trata? ¿Vergüenza? ¿Orgullo? ¿Ego?. Bueno te cuento que, si todavía no escribiste, no sos el único.

Me da risa que me digan esto porque la mayoría de las veces recibo la misma respuesta una vez que toman la valentía de enviar el mail. “No sabía que ibas a responder”, o cosas como “No sabía que íbamos a llegar al punto de saber qué estoy haciendo mal (y gratis)”. Y la verdad cuando algo adentro tuyo te dice que no estás del todo bien, que tus resultados no son lo que esperabas, que no lo estás alcanzando, no es fácil hacerse cargo de eso.

No es fácil decir “Che, esto no está bien. Voy a hacer algo distinto para cambiarlo”. Es súper difícil cambiar. El ser humano es una máquina de quedarse en el lugar, lo dicen personas que saben de esto como Facundo Manes o Estanislao Bachrach. Parece que la cosa funciona más o menos así: el cerebro trata de ahorrar la mayor energía posible por donde sea (así optimiza su gasto) y tiende a quedarse en el mismo lugar o hacer las mismas cosas durante mucho tiempo para no tener que gastar energía de más.

Esta explicación hace lógico el por qué nos cuesta tanto hacer dieta, hacer ejercicio, estudiar algo nuevo que hace rato tenemos ganas. Porque somos nuestros hábitos y no estamos dispuestos a cambiarlos fácilmente. Porque cuando queremos algo muchas veces lo queremos, pero no siempre estamos dispuestos a tomar las decisiones necesarias para lograrlo. Y ahí es cuando entendés que quizás escribirme un mail significa reconocer que hay algo adentro tuyo de tu situación actual con la que tenés preguntas. ¿Sabés una cosa? Tener preguntas está bien.

Si tengo que volver al momento en el que tenía preguntas pero no me animaba a hacerlas, podría detallar de qué cosas no me animaba a hablar ni conmigo misma. «Che, ¿mi sueldo no es un poco bajo con respecto a lo que ganan otros?». «¿Hasta qué edad está bien que siga esperando ser un creativo exitoso?». «¿Estoy avanzando en mi carrera o sólo estoy haciendo cambios del cliente?» «¿Y si quiero ser planner, qué onda?» «¿Por dónde fucking empiezo?».

Algo que aprendí en coaching y de mi mentor japonés es que todo empieza teniendo claro el por qué. Sin importar el dinero o las condiciones, sino la razón por la que estás haciendo las cosas. Porque ese por qué será el salvavidas cuando las cosas se pongan complicadas. Ahora tengo yo una pregunta para hacerte a vos. ¿Cuántas horas al día le estás dedicando ahora mismo a tu “por qué” en la vida? Lo que me pasaba a mí a mis 26 años era que durante 16 horas al día, yo le dedicaba mi energía al cliente y no a mi por qué en la vida. Sabía que algo dentro mío no cerraba, pero no sabía bien qué era. Y seguía todos lunes como siempre esperando que coordinación me asigne una nueva orden, que el director creativo me apruebe los caminos o que mi dupla no confirme que soy del todo chota y me quiera dejar. Sin embargo sabía que había algo más profundo que no estaba bien. Hacía lo que hace naturalmente el cerebro: hacer lo de siempre.

Durante un tiempo no cambié nada. Hasta que empecé a estudiar algo universalmente opuesto y me di cuenta que había suspendido mi evolución todo ese fucking tiempo. ¿Y qué saqué de la experiencia? Que si tenés un por qué, podés lograr cualquier cosa y si ese por qué es pasión, no dejes que tu cerebro o la sociedad lo acalle.

Un mail sería una buena forma de empezar. Inventé esto porque cuando yo tuve estas preguntas no existía a quién preguntarle, ahora no hay excusas. Podés hacerle frente a las respuestas escribiendo a soporteparacreativos@outlook.com.

No tengo todas las respuestas pero tengo recorrido mucho de ese camino que buscás. No perdés nada.

Chechu.

 
 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.