Eugenia Onainty y Vicky Pueyrredón cuentan cómo fue ganar el Premio Amauta

(ARGENTINA) – Eugenia Onainty y Vicky Pueyrredón, estudiantes de cuarto año de Comunicación Publicitaria e Institucional en la Universidad Católica Argentina, quedaron, el mes pasado, en el primer lugar en el Premio Amauta Universitario 2013 y declararon a PRIMER BRIEF: «Este es el comienzo de un camino que seguramente nos va a tener muy cerca, a ambas, como amigas y como futuras profesionales». El trabajo de Eugenia y Vicky resultó el mejor entre los 29 presentados y superó a los que quedaron en segundo y en tercer lugar: «Marketing Society», de los estudiantes de la Universidad de Palermo Agostina Schinocca, Camilo Pirazán y Hernán Garderes (profesor, Daniel Galante); y «Tres Tercios», de los estudiantes de la Universidad Maimónides Leila Begleiter, Mayra Koloditzky y Matías Macri (profesora, Mónica Rosana Gisfman). En la nota, el diálogo que mantuvo con ellas la estudiante Pamela Flores Ramos, el testimonio de su docente Cecilia Balbín y el trabajo completo, en versión PDF, con que obtuvieron el galardón.


Eugenia y Vicky el día del premio: «Es la primera vez que realizamos un trabajo tan arduo y profundo para una cuenta real».

 
POR PAMELA FLORES RAMOS
Estudiante de la Escuela Superior de Creativos Publicitarios
Redacción especial para PB
(Fotos: Prensa Amdia)

 
Euge Onainty y Vicky Pueyrredón, ganadoras del premio Amauta y estudiantes de la UCA, nos cuentan su experiencia trabajando para Cimientos, puro esfuerzo que hoy les permite disfrutar los resultados, sobre todo tener la satisfacción de haber realizado un excelente trabajo.

—¿Es la primera vez que trabajan con una cuenta real, y específicamente para una ONG?
—Sí, es la primera vez que realizamos un trabajo tan arduo y profundo para una cuenta real. En otra oportunidad trabajamos en conjunto para el departamento de deportes de la universidad. De la misma manera, ganando un concurso, fuimos seleccionadas para elaborar la campaña integral de promoción de las olimpíadas deportivas internas de la UCA, pero era más bien a nivel gráfico y publicitario y para un cliente que «conocíamos», digamos. Este fue nuestro debut en un proyecto de tal magnitud y la primera vez que trabajamos para el caso de una ONG.

—¿Cómo decidieron participar en el concurso?
—La participación vino de la mano de una condición para rendir el final de la materia Planificación para las Relaciones Públicas. Es decir, a la hora de rendir el final, nuestra profesora a cargo nos exigía realizar el proyecto que proponía AMDIA en los premios Amauta. A su vez, si rendíamos en la fecha de concurso, nos invitaba a participar en él. Sin dudarlo, nos decidimos a presentarnos en la fecha del concurso para aprovechar la oportunidad, pero realmente sin expectativa alguna de ganar, siendo sinceras. Sabíamos que estábamos frente a un desafío grande, considerando que, en su mayoría, los alumnos que participan de los premios Amauta son estudiantes de marketing o de carreras muy afines. Nosotras, como estudiantes de Comunicación Publicitaria e Institucional, sentíamos que teníamos una gran desventaja, pero creemos que eso nos incentivó más aún.

—¿Qué se siente representar a la UCA en uno de los premios más importantes dados por Amdia?
—La verdad es que representar a la universidad en un premio tan importante no fue algo de temer al principio. Pero cuando llegó el email que nos informaba que éramos las ganadoras, te podemos asegurar que se nos erizó la piel (y al segundo estábamos hablando por teléfono gritando de emoción, claro). El reconocimiento nos significó una gratificación gigante, realmente nos sentimos muy contentas y sorprendidas por haberlo logrado. Pusimos muchísimo empeño, y que haya sido calificado y valorado de tal forma fue el mejor premio.

—¿Qué fue lo que más dificultad les supuso en el proceso de trabajo?
—El proceso comenzó en un encuentro que tuvimos con la gente de Cimientos, organizado por AMDIA, donde se nos presentó el caso a resolver y los objetivos de la ONG con él. Ese, creemos, fue el primer gran paso. Allí pudimos detectar los puntos claves que después se convertirían en los ejes de nuestro trabajo. Pero no fue tarea fácil. Detectamos en esa charla, y luego de horas de análisis con mates de por medio, que Cimientos tenía dos grandes necesidades que merecían ser resueltas: la primera, una imagen institucional muy débil a nivel de la opinión pública (distinto de la percepción en el nivel empresarial); la segunda, una falta de recursos económicos para poder desarrollar su causa. Frente a esos dos grandes ejes, empezamos a trabajar para buscar la mejor solución posible. Realizamos una investigación personal para profundizar en el tema de su posicionamiento en la opinión pública, a través de una encuesta online que nos confirmó la teoría: el 90 por ciento de la gente entrevistada no conocía Cimentos ni su causa, e incluso asociaban su nombre a una empresa constructora. Y de allí surgió el primer gran interrogante, que nos dificultó poder empezar: ¿cómo hacemos para pedir dinero si mucha de la gente a quien buscamos dirigirnos ni siquiera conoce la organización? Desde ese entonces, fusionamos nuestras cabezas y pensamos en cómo podíamos resolver las necesidades de Cimientos con una propuesta integral, que pudiera abarcar los dos grandes públicos (las empresas y los pequeños donantes) de una manera creativa, que impactara, pero pudiera dar resultados en el corto plazo. Después de hojas y hojas de brainstorming, horas y horas de café de madrugadas, se nos prendió la lamparita y empezamos a encarar la propuesta.


Las 22 páginas del trabajo de Euge y Vicky pueden verse aquí.

 
—¿Tienen alguna anécdota que les gustaría contar?
—Tenemos, y no la vas a poder creer. El trabajo debía ser entregado el 16 de diciembre antes de las 12 de la noche. Diciembre, mes de finales, te podés imaginar que nuestro calendario académico estaba muy ajustado, y además, debíamos entregar ese día, sí o sí, el trabajo para poder participar del concurso. Por ende, era 16, a las 9 de la noche, y nosotras seguíamos ultimando detalles. Confiadas en que llegábamos perfectamente con el tiempo y con la seguridad de que sólo nos faltaba agregar las carátulas y adjuntar los formularios requeridos, descansamos después de tantas horas de trabajo y cenamos tranquilas. Cuando nos disponemos a levantarnos de la mesa ya sin fuerzas, SE NOS CORTA LUZ: 11.17 de la noche. Desesperamos. No teníamos el trabajo totalmente terminado y no teníamos forma de enviarlo por email como era solicitado, obviamente. Por suerte, estábamos en lo de Vicky, que vive en Palermo, y corrimos al bar más cercano que tuviera wifi fuera de las manzanas sin luz. Con la excusa de la “necesidad de consumir para usar internet” nos devoramos un helado para calmar los nervios. Media hora después pudimos terminarlo. El PDF se terminó de cargar en We Transfer a las 11.59. Al borde del llanto, y con el corazón en la garganta, caímos rendidas sobre la mesa del bar. Nos temblaban tanto las piernas que no podíamos pararnos. No podíamos quedar fuera de juego después de tanto esfuerzo. Pero afortunadamente, unos meses después, llegó el tan gratificante email que decía que habíamos sido las ganadoras.

—¿Cómo fue trabajar juntas en este proyecto para Cimientos?
Euge: Trabajar juntas es un placer. Desde hace cuatro años hacemos juntas todos los trabajos de la facu. Somos muy parecidas: ambas exigentes, ambiciosas y con los mismos criterios estéticos, verbales, creativos, etcétera. Nos complementamos muy bien. Podemos pasar días enteros sin dormir en épocas de entregas, y todo es siempre excelente. La realidad es que más que dupla, somos muy amigas, entonces todo es más fácil y divertido.
Vicky: La realidad es que somos idénticas. Sin consultarnos la respuesta, cada una en su cabeza, está pensando la misma idea. Rara vez nos corregimos, e incluso, si nos dividimos un trabajo, nuestra respuesta al ver el punto de la otra es : “¡Está perfecto, me encanta!”. Es un gusto trabajar con una persona, que lejos de limitarse a ser una compañera de trabajos, es tu íntima amiga. Nos complementamos perfectamente. Desde el primer año de la carrera, todos los trabajos de la facultad los hacemos juntas, y de ninguna manera cabe la posibilidad de que sea de otra forma.

—¿Cuál fue la expectativa que tuvieron antes del trabajo y cómo fue al culminar?
—Como te contábamos, las expectativas al principio eran muy pocas. El trabajo era muy complejo y sabíamos que quizás no contábamos con todas las herramientas necesarias para realizar una propuesta que se asociara completamente al marketing. Realmente pusimos mucho esfuerzo y dedicación. Teníamos ganas de que nos fuera bien y en algún lugar remoto sentíamos que la beca de posgrado podría ser nuestra. Sabíamos que habíamos hecho un buen trabajo, pero realmente no esperábamos ganar. El día que llegó el email con la noticia no lo podíamos creer. Más allá de la alegría de saber que recibiríamos el premio, la gratificación de que nuestro trabajo hubiera sido reconocido fue el sentimiento más grande. Además, en la universidad recibieron la noticia con la misma alegría y, la verdad, nos hicieron sentir muy merecedoras del premio. Es muy lindo cuando uno logra una meta que se propuso y además es valorado. Se siente muy bien, y sabemos que este es el comienzo de un camino que seguramente nos va a tener muy cerca, a ambas como futuras profesionales.

 
MIRADA DE PROFE

 
Maria Cecilia Balbín, encargada de la cátedra de Planificación de las Relaciones Públicas, nos cuenta también su testimonio. Ella guió y supervisó el trabajo y, a su vez, estuvo apoyando a sus alumnas en todos los procesos y en la realización de las propuestas.

«Para mí, es fundamental insistir en la calidad del análisis de situación para que sea verdaderamente analítico y no un collage que reproduce datos desarticulados —afirma, entusiasmada a la vez por este tipo de concursos, que para ella es fundamental y una gran iniciativa para que los alumnos pueda desarrollarse—. Este es uno de los motivos por los cuales valoro este tipo de experiencias: nos moviliza como comunidad educativa, ayudándonos a superar la indiferencia del alumnado y entusiasmándolo a querer aprender más. Además, en nuestro rol docente se quiebra la dinámica vertical para pasar a trabajar desde una relación horizontal con el alumno en un clima de mayor camaradería y distensión».

Sobre el trabajo de sus alumnas, con orgullo comenta: «Eugenia y Victoria son dos campeonas de pura sangre. Profesionales hasta el tuétano: serias, comprometidas, trabajadoras, persistentes. Todo lo hacen con esmero y esfuerzo. Además de ser capaces y muy habilidosas, no dejan nada librado al azar. Es un muy merecido premio que me llena de satisfacción y orgullo. Así como se destacaron en este proyecto, lo han hecho en muchos otros».

 
 

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