Lucía Ursi Sotelo: “Me encantaría adquirir la gimnasia de la filmación”

(ARGENTINA) – Premiada a fin de 2016 por el concurso Historias Breves del INCAA por su corto “Plegarias”, Lucía Ursi Sotelo tiene mucho para decir: buena parte de ello lo dice en esta charla.


Sentada en la puerta de su casa de Almagro, Ursi Sotelo es contundente: “Se trata de generar confianza en lo que uno quiere contar para poder moverlo y que se concrete”. (Fotos: PB)

 
“¿Ya estamos grabando? OK. Sólo quería arrancar aclarando que si bien el concurso Historias Breves usa mucho, en su presentación y en sus textos oficiales, la palabra “talento”, a mí me resulta una palabra muy penosa. Me parece un término muy poco dinámico… ¡y hasta muy obsoleto! Para cualquiera que sueña con trabajar en algo creativo, la palabra talento divide en vez de unir: uno termina de decir la palabra y se hace un silencio incómodo. Para mí hay gente que tiene cosas para contar, y punto. No usaría la palabra, así de simple”.
Perfecto: nada de talento. Quizás sí joven valor, nueva cara en la dirección de cine. O no: alguien con cosas para decir, como ella sugiere. Lucía Ursi Sotelo es alguien con cosas para decir.

 
“PLEGARIAS” POR FUERA

En 2016, el concurso Historias Breves que organiza el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) tuvo dos ediciones: la 12 en mayo y la 13 en noviembre. Es un certamen que, en otras ediciones, dio a conocer “nuevos valores” como Pablo Trapero, Lucrecia Martel, Daniel Burman, Adrián Caetano y Bruno Stagnaro, entre muchos otros. Y fue la última, la 13, la edición en la que se destacó la entrevistada de hoy: estrenados el sábado 19 de noviembre en una función especial del 31º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, los ocho cortos premiados fueron El asado, de Ignacio Antonio Guggiari; Hesperidina express, de Franco Cerana; Centauro, de Nicolás Suárez; De la muerte de un costero, de Carlos Alberto Díaz; Plegarias, de Lucía Ursi Sotelo; Puertas adentro, de Eugenio Caracoche y Julieta Cejas; Los invasores, de Juan Francisco Zini; y Últimos días del artista, de Agustín Ford.
Gracias al consejo de una integrante del comité consultivo del concurso, la docente Paola Rizzi, PB se reunió hace algunas semanas con Lucía Ursi Sotelo en un bar de su barrio de Almagro, donde entre cafés y medialunas la charla fluyó naturalmente.

—¿Querés contar un poco tu recorrido previo?
—Me crié mitad en Recoleta, mitad en Baradero. Todos mis ámbitos escolares estaban acá, pero todos los fines de semana me iba allá. La casa de la familia de mi papá estaba allá. A mi abuelo no lo llegué a conocer, pero todos íbamos a visitar a mi abuela. Quedan primos lejanos con los que no tenía demasiada relación, y el momento del corto permitió volver a contactarlos.

—¿Qué edad tenés?
—32.

—Y tu encuentro con el cine fue…
—Terminé el secundario y empecé a estudiar Derecho. ¡Y la terminé! (risas)

—¿Sos abogada?
—Recibida de la UBA. En el medio me puse a hacer un curso con Ricardo Parodi, de Filosofía y Cine, porque me interesaba mucho. Y seguí con mi gusto por el cine, que también era medio extraño porque mi gran placer era (y es) la literatura. Después, muy azarosamente, hice el ingreso a la ENERC para estudiar Guión.

—¿Eso cuánto duró?
—Tres años.

—Y fue hace…
—¿Tres años? Por ahí (risas).

—¿Y este fue tu primer corto, o ya había otros?
—Fue mi primer corto como directora. Hice otros, que escribí como ejercicios académicos que dirigieron otros.

—¿Y con la literatura hiciste alguna cosa o sólo seguiste como lectora?
—Sólo como lectora.

—Y como redactora, ¿algo además de guiones?
—No, la verdad es que no. Los caminos son medio largos, como para escribir cosas. En algún momento me interesaba la crítica de cine, por ejemplo, y llegué a cursar un par de materias en la escuela de El Amante, que dirigía Gustavo Noriega.

—Y antes de hablar de tu corto en sí, ¿por qué te pasaste del lado de la dirección?
—Siempre había tenido ganas de dirigir. Es raro el camino, porque empecé estudiando Guión pensando en que me gustaría dirigir, y el guión me conmovió por completo. Hoy trato de dedicarme a eso en el día a día, pero cuando terminé la carrera volví a tener ganas de dirigir.

—¿Y después de la carrera escribiste un guión para otro?
—Eso intento como oficio, que me parece un oficio hermoso.

—¿Hay algún referente que te haya influido? ¿Sos de leer guiones de cine?
—Leo pocos guiones. Soy más bien de pensar en el guion cuando veo la película. Es una buena pregunta, porque podría decir quiénes son mis directores preferidos y que tienen guiones perfectos, pero desde una estructura libre, como los de Nanni Moretti. Incluso el guión magnánimo que no deja nada librado al azar: ese me cautiva. El mainstream estadounidense actual también.

 
“PLEGARIAS” POR DENTRO

—Pasando ya al corto: ¿ cuándo apareció en tu cabeza la historia de Plegarias?
—Tiempo atrás, en el último año de la ENERC. Fue un ejercicio suelto, no dirigido al trabajo final. Tuvo muchas modificaciones: antes de presentarlo a concursos ya había cambiado la historia inicial.

—¿Se presenta el guión primero a concursos?
—Se presenta el guión, un esquema de producción, la intención y esas cosas.

—¿Eso cuándo fue? ¿Cuándo cerró la entrega de proyectos?
—En 2013. Nos informaron que habíamos obtenido el premio en 2014. Empezamos a cobrar el premio a principios de 2015, y en diciembre de ese año empezamos a filmar.


El trailer de “Plegarias”: una historia íntima que Lucía Ursi Sotelo quería contar y contó, en un tiempo total de 13 minutos.

 
—Es un proceso largo.
—Y eso que Historias Breves anda muy bien, con tiempos más acordes, más inmediatos. Creo que los tiempos son más largos en el cine en general.

—¿Están planeando un evento o fecha para estrenarlo?
—Para mí ahora es muy importante el estreno en Baradero. Que sea un evento dedicado a pasarla bien.

—¿Los chicos que participan en el corto son de Baradero?
—Todos de Baradero, y mi atención estaba puesta en ellos. A muchos de ellos los conocí en el único grupo de teatro municipal. Pensé en la posibilidad de ir y hacer ejercicios actorales. Juegos, mejor dicho. Sin elegir a los chicos todavía, porque un casting me parecía un procedimiento hostil para todos. Me resultó mucho más cómodo aproximarme y conocer a los protagonistas de ese modo.

—¿Hay mucho autobiográfico ahí? ¿De dónde surge la historia?
—(Pensativa) Me interesan las cartas y la amistad. Pero no dejan de ser lecturas del corto que uno mismo hizo.

—Como espectador puede ser diferente.
—Mientras escribía el corto sí pensaba en que había algo del orden de la valentía. Viene pegado al amor, pero que está primero. Lo escribí porque me conmovía eso. De todas esas cosas se van generando los enamoramientos.

—¿Te dijeron si está en claro que la mirada es de una directora mujer?
—No sé si está claro que es una mirada femenina. Lo que creo es que las protagonistas son tres mujeres, que primero se comportan como una unidad y que después se desmembran, como ese cardumen hermoso que es el grupo de pertenencia en la preadolescencia. Quiero pensar que en el corto se generó una camaradería, una amistad entre mujeres. Una amistad no fantasiosa: eso me interesaba. El corto nunca se mete en sus ensoñaciones, y ellas tienen un juego. Tan simple como eso.

—¿Recibiste alguna devolución del jurado?
—No, no dan devoluciones. Lo que hay es un comité consultivo: sus miembros están para darte algún comentario sobre la propuesta estética o la producción. De todos modos ninguno de ellos se involucró en la producción. Hubo, sí, un par de requisitos para la tecnología o el formato, para que todos los cortos se puedan ver de la misma forma. He tenido algunas charlas personales por el tema producción.

—¿Se premian también títulos de corte diferente?
—Creo que Historias Breves 13 fue muy heterogéneo en tipo de películas, que me parece muy valioso.

—¿Y tuviste devoluciones por fuera del jurado luego del estreno?
—Sí, leí un par de cosas. Esa es una premisa ajena, la mirada de los otros sobre lo que uno presenta. Me parece lo más valioso de todo el proceso. Tuve devoluciones buenas; otras, no tanto. Sé de una que no la busqué o leí; me la comentó alguien del equipo. No sé quién la escribió, pero tengo entendido que es un sitio de crítica. Busco mucho la devolución de gente cercana a mí y no tanto. Me interesa mucho. Y hubo algunas que me ayudaron a pensar mucho el proceso de este primer corto. Por más que sea un corto con un circuito muy limitado de exhibición o sin mucha audiencia, no sabría decir si me hizo sentir tranquila o ansiosa.

—¿El paquete de los ocho cortos de Historias Breves se proyectan siempre en el mismo orden?
—Sí: a puertas cerradas, el comité establece qué orden tienen. Nosotros tuvimos un visionado previo para ver que todo estuviera en orden, así que fuimos a Mar Del Plata un poco más tranquilos.

 
“PLEGARIAS” DE MAÑANA


Ursi Sotelo conversa con PB e imagina el futuro: “Estoy trabajando en proyectos con la intención de dirigirlos y presentarlos, hacerlos crecer y aprovechar las instancias: es el modo de hacer cine”.

 
—La pregunta es cómo siguen tus ganas de hacer cine. Sean guiones o cortos o largos.
—Activas, por supuesto. Estoy trabajando en proyectos con la intención de dirigirlos y presentarlos, hacerlos crecer y aprovechar las instancias, porque es el modo de hacer cine. No sólo está el camino del INCAA, sino otro tipo de clínicas que le pueden sumar valor al proyecto. Es someterse a ese juego, de tratar de ofrecer algo que sea de interés para algunos; para otros, no; y la dinámica del encuentro entre interés y proyecto, ya sea para un incentivo económico, escribir partes de la historia en una clínica… Es eso, generar confianza en lo que uno quiere contar para poder moverlo y que se concrete. Lo largo del proceso de filmar es también muy interesante para asimilar esa cadencia. Todas son partes muy distintas entre sí, muy inciertos los tiempos, y hay que renovar los votos con esa historia todo el tiempo durante mucho tiempo.

—¿El INCAA pide algún tiempo de inexperiencia previa para hacer Historias Breves?
—No, podría presentarme de nuevo. El concurso Ópera Prima sí pide que sea una primera producción. Queda claro que uno tiene que salir a filmar con sus propios medios y de volver a divertirse filmando con un equipo de gente con el que uno quiere trabajar.

—¿Ese es el espíritu con el que estás tomando lo que viene ahora?
—Más importante, el tema de financiamiento, no voy a esperarlo para el largo que escribí y quiero filmar. Cuándo llegará, no lo sé; pero, mientras tanto, uno puede descansar y darle aire a lo que uno está escribiendo, saliendo y filmando cortometrajes. Me encantaría no sólo no perder la gimnasia de la filmación, sino adquirirla.
 
 

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